Los primeros indicios policiales sobre el cráneo humano hallado en el Mont Ventoux, en el sur de Francia, descartan que el resto óseo pertenezca al empresario Publio Cordón, secuestrado en 1995 por los Grapo y cuyo cuerpo ha sido buscado en varias ocasiones en este paraje.
"A priori no tiene nada que ver" con Cordón, ha revelado a Efe una fuente de la Gendarmería francesa apenas cuarenta y ocho horas después de que el cráneo fuera descubierto por unos cazadores en el Ventoux.
Podría pertenecer a un motorista desaparecido hace cuatro años, pues junto al resto se han localizado prendas de vestir habituales entre estos conductores como un pantalón o un pañuelo, han indicado a Efe fuentes de la investigación.
Pese a que esta es una de las principales hipótesis con la que trabajan los investigadores, tanto los agentes como la familia del empresario piden prudencia y, sobre todo, esperar al análisis de ADN que serán el que confirme si el cráneo pertenece o no al industrial zaragozano.
"El que haya dicho que no pertenece a Publio Cordón sus razones tendrá, pero hay que esperar una versión más contrastada y más seria", ha afirmado Eugenio Gisbert, portavoz de la familia, quien ha reconocido sentir "un poco de decepción".
Las expectativas suscitadas por el hallazgo estaban justificadas en los numerosos rastreos que sobre este amplísimo paraje habían efectuado en varias ocasiones la Guardia Civil y hasta un georradar después de que el exdirigente de los Grapo Fernando Silva Sande confesase hace años haber enterrado el cadáver en este lugar.
Una confesión que impulsó el caso, aún abierto, en el que la Guardia Civil no ha dejado de trabajar desde que el 27 de junio de 1995 Publio Cordón Munilla, nacido en 1937 en Villar de Maya (Soria), casado con Pilar Muro, padre de cuatro hijas y fundador de la aseguradora Previasa y del Grupo Hospitalario Quirón, fuera secuestrado por los Grapo.
Las extrañas circunstancias del "caso Cordón" llevaron a la Policía a incrementar las investigaciones en torno a los Grapo y, en noviembre de 1995, quince miembros de la organización y colaboradores eran detenidos en una operación en la que se hallaron varios zulos y la furgoneta con la que se apresó al empresario.
Después de tres años del secuestro, la Audiencia Nacional consideró probado que, si bien la familia pagó el rescate de 2,4 millones de euros (entonces unos 400 millones de pesetas) un mes y diez días después de la desaparición, los terroristas no liberaron a Cordón.
Su paradero se convirtió en un misterio que generó numerosas hipótesis, algunas incluso dirigidas a una supuesta "fuga voluntaria" a Hispanoamérica.
No fue hasta febrero de 2009 cuando el exdirigente de los Grapo Fernando Silva Sande, detenido nueve años antes en Francia y entregado en 2007 a España, se ofreció a colaborar con la Justicia para esclarecer el caso.
Le dijo al juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska, que reabrió a raíz de su testimonio la investigación, que él fue quien cavó la fosa del empresario, después de que Cordón falleciese al precipitarse por una ventana cuando intentaba escapar de su cautiverio.
Se intensificó la búsqueda en el Mont Ventoux con resultados negativos.
De los detalles de su secuestro poco se sabía hasta que el 19 de julio de 2012 la Guardia Civil detenía en Sevilla y Cádiz a los tres últimos miembros de la organización relacionados con el caso: Vicente Sarasa Cecilio, José Antonio Ramón Teijelo y su esposa Manuela Ontanilla Galán.
Junto a ellos también era detenida María Victoria Gómez Méndez, interna en la prisión de Cáceres desde 2000, y a la que los investigadores atribuyen participar en el alquiler de la vivienda en Lyon donde fue retenido Cordón, una casa que la Guardia Civil también localizó tras revisar más de un millar de inmuebles.
A este hallazgo se sumaron en junio y julio de 2013 los de varios zulos y viviendas de la organización -en una de ellas se escondió el dinero del rescate-.
El caso se reactivó aún más si cabe hace apenas unos meses, en septiembre pasado, cuando Silva Sande se sometió al "test de la verdad" con el objetivo de orientar la búsqueda de Publio Cordón, que, según confesó en su día el detenido, murió al tratar de escapar por una ventana donde estaba retenido en el sur de Francia, y que él mismo enterró.