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Izquierda Unida no concurrirá a las elecciones generales con sus siglas, sino que buscará conformar "un nuevo espacio" con Podemos, aunque aún falta por debatir "largo y tendido" sobre la fórmula política y jurídica con la que se conformara esa candidatura, han asegurado fuentes de la dirección.

Ese concepto de "suma multiplicadora" de fuerzas integradas con la marca de Pablo Iglesias es aceptado por la gran mayoría del Consejo Político, han afirmado las mismas fuentes, y únicamente ven objeciones las federaciones de Asturias, Extremadura y la corriente de Izquierda Abierta, que lidera Gaspar Llamazares.

Pero el resto, incluidas Andalucía, Cataluña y Galicia, y el mayoritario PCE apuestan por esa idea que mañana argumentará en la Presidencia federal el candidato de IU a la Presidencia, Albero Garzón.

Una idea que también ha acabado aceptando el coordinador, Cayo Lara, han señalado, que finalmente "se ha tenido que rendir ante lo evidente", tras los buenos resultados obtenidos por las candidaturas populares en Madrid, Barcelona y Galicia.

No se trata de una sumisión a Podemos, han recalcado, sino de unir fuerzas porque hay muchas posibilidades de que la izquierda alternativa se convierta en la segunda fuerza política y desplace "perfectamente" al PSOE.

Con el partido de Pablo Iglesias, quien ya ha dejado claro que se presentará a los comicios con su marca propia, IU mantiene "continuos contactos" para avanzar en esta candidatura de unidad popular.

Entre otras cosas, Podemos se ha dado cuenta de que, con los resultados en la mano, "solos no ganan" y por eso también quieren incorporar a otras formaciones. "Sí o sí habrá unidad popular" y donde primero se ensayará esta fórmula es en las elecciones catalanas, si es que se celebran en septiembre, han explicado.

Tras las generales y a la vista de cómo hayan ido, IU deberá celebrar una asamblea en la que tendrá que decidir su futuro. Después de noviembre "todo está por escribir", han recalcado.