Una exagerada Puerta del Príncipe para Julián López "El Juli", con escasos méritos para las tres orejas que cortó, fue el balance de la corrida de hoy en Sevilla.
FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Garcigrande, aceptablemente presentados y de juego variado.
Enrique Ponce: pinchazo, metisaca en "los blandos" y casi entera ladeada (silencio tras aviso); y pinchazo, casi media y descabello (silencio).
Julián López "El Juli": estocada en "el rincón" (dos orejas); y pinchazo y estocada desprendida (oreja).
Cayetano Rivera: estocada caída (silencio); y dos pinchazos y estocada tendida (silencio).
En cuadrillas, Luis García "Niño de Leganés" saludó tras dos comprometidos pares al quinto.
La plaza se llenó en tarde con amenaza de lluvia, pero sin agua.
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CAPRICHOSA SEVILLA
No hay duda sobre el estado de gracia del "Juli".
Torero de ideas muy claras, mucho más allá de conocer la técnica, la maneja y aplica a la perfección. Torero de mucho oficio, con una cabeza privilegiada, en el momento que se encuentra no hay toro que se le resista, ni triunfo que se le escape, por su capacidad de pensar, poder y resolver en la cara del toro. Su valor está también más que contrastado. Algo fuera de lo común.
Cosa bien distinta es el gusto y el sentimiento que pone en la interpretación. Torería y profundidad son dos conceptos que, aplicados a su estilo, no son tan fáciles de apreciar, y valorar. Y esto último porque los méritos para una salida a hombros por la cotizada Puerta del Príncipe de La Maestranza hay que medirlos siempre con muy estricto rasero.
Vaya otra vez por delante el reconocimiento al "Juli", que en sus dos toros estuvo sobrado en lo de la técnica. Dicho de otra manera, pisó los terrenos oportunos y en las distancias clave, acertó en el temple al acompasar los movimientos de los engaños a la velocidad de los toros, y en la altura que ambos exigían. Impuso su mando. En suma, fue el esplendor en las formas.
Aunque en el fondo faltan otras cosas. En este sentido no se le ve cruzado al otro pitón, el de más allá, ni la suerte cargada. También empaque y figura hay que ponerlas al margen. Dicho en pocas palabras: "El Juli" no es un exquisito del toreo.
Aunque visto lo que hay, "El Juli" puede ser, y de hecho lo está siendo, el prototipo de torero triunfador, de épica, que no de lírica. Y no se trata de hacer juegos de palabras, sencillamente dejar claro que sus triunfos en los dos toros que toreó esta tarde en Sevilla resultan incompletos.
Las dos orejas que cortó a su primero parecen excesivas por las ausencias en la faena. Un toro cambiante, al que costó sujetar en el capote, y fue por el izquierdo por donde finalmente lo consiguió "El Juli".
Se valoró mucho un quite a modo de réplica a otro de Cayetano Rivera, cuando lo único realmente notable fue la actitud de "picarse" con el compañero, puesto que sólo hubo empaque en la media verónica.
Y ya muleta en mano hubo excelencia en un par de tandas a derechas, por donde el toro empezó a ir mejor. Media muleta a rastras en series de cuatro, conviene hacer notar, y los remates de trinchera, molinetes, cambios por delante y los de pecho, estos, lentísimos.
Pero nada del otro mundo al coger la izquierda, aunque la música seguía con el pasodoble, que a otros toreros se les niega con tantos méritos o más. Y ya al matar, aunque entró derecho como una vela y "empujando" con el corazón, sin embargo, la colocación de la espada dejó bastante que desear.
Está claro que las dos orejas parecen excesivas. Pero las cortó.
Y la tercera, llave para abrir "la Puerta", vino en el quinto. "El Juli" planteó un trasteo de muchos arrestos, de aguante hasta desengañar al toro que en principio venía "midiendo". Otra vez, lo mejor por el pitón derecho. Al natural perdió muchos pasos entre pases, recolocándose continuamente. No hubo tanta armonía. Por eso no se entiende la mayoría de pañuelos en la petición del trofeo después de un pinchazo antes de la estocada definitiva.
Sevilla es así de caprichosa a veces, y hay que aceptarlo. Pero, ojo, que ahora también hay que saber encajar los comentarios que la descalifican. Porque hoy, para muchos, perdió prestigio y rigor una plaza otrora santo y seña de la pureza, templo de la esencia del toreo.
No hubo más en la tarde. Porque Ponce se limitó a estar correcto pero frío en el soso primero, que iba y venía siempre a media altura. Y otra vez fácil y con idéntica apatía frente al parado cuarto.
Cayetano, espeso de ideas, no fue capaz de aprovechar las diez o doce buenas arrancadas del tercero. Y tampoco resolvió en el último, aquí por falta de ánimo.