Dos de los principales barones del PSOE, los presidentes de Aragón, Javier Lambán, y de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, han abierto las primeras grietas en la familia socialista al rechazar la reforma del delito de sedición anunciada ayer por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Una modificación legislativa que hará desaparecer este tipo penal y que también ha suscitado algún reproche en el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández-Vara, aunque de modo más tibio, al manifestar: "No me gusta nada de lo que le guste al independentismo".
Lambán se ha pronunciado contra la modificación legislativa bajo el argumento de que el desafío independentista de octubre de 2017 en Cataluña fue "gravísimo" porque pretendía alterar el orden constitucional y además el Tribunal Supremo "calibró perfectamente" lo ocurrido en la sentencia que condenó a los líderes del procés.
Muy contundente ha sido también el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, quien tras dejar patente que no comparte la propuesta lanzada por Sánchez ha manifestado que "en plena escalada de precios, lo único que se va a abaratar es el ataque a la Constitución".
Por su parte, la portavoz del partido y ministra de Educación, Pilar Alegría, ha justificado el cambio para homologar el Código Penal a los de otros países europeos, algo que ha repetido la titular de Ciencia e Innovación, Diana Morant, en línea con lo que ayer explicó Pedro Sánchez.
Alegría sostiene que no se trata de suprimir el delito de sedición y ha apuntado que el PSOE quiere "apostar por las soluciones y la convivencia" como se comprometió en 2018.