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Las campanas de la iglesia de San Francisco de Lorca sonaron a las 18:47 horas recordando el terremoto ocurrido el 11 de mayo de hace tres años a esa misma hora, con el objetivo de que no se olvide lo ocurrido.

Sonaron durante nueve minutos, uno por cada una de las víctimas. Una decena de personas escucharon las campanadas a las puertas de la iglesia encabezadas por el alcalde, Francisco Jódar, tras lo cual prorrumpieron en aplausos.

La iglesia de San Francisco fue la primera restaurada tras el seísmo y la sede de la Hermandad de los Labradores o Paso Azul, una de las principales cofradías de Semana Santa del municipio.

"De esta manera el Paso Azul quiere unirse al dolor de los familiares y del pueblo de Lorca en general por la tragedia sufrida en nuestra ciudad hace ahora tres años", informó a EFE un miembro de esta cofradía.

La nota trágica de la jornada se vivió en la pedanía de Purias, donde falleció una persona por inhalación de humo y otras cuatro han tenido que ser atendidas en el incendio de una vivienda.

Medio millar de personas asistieron esta mañana, pese al intenso calor, en la avenida Juan Carlos I, a la carrera solidaria organizada por el Ayuntamiento "por Lorca", con el objetivo de que nadie se olvide de que la ciudad sigue sumida en dificultades tras los terremotos y en la que han participado algunas autoridades, como el alcalde de la ciudad, o el de Murcia, Miguel Ángel Cámara, entre otros.

El dinero recaudado irá destinado a la Mesa Solidaria, que ya ha ayudado a más de 4.000 familias damnificadas. La Mesa Solidaria, el organismo que reúne y distribuye las donaciones económicas con destino a los damnificados, ha destinado durante estos años 4,8 millones y ha realizado más de 3.000 intervenciones de distinta índole relacionadas con ayudas para comprar ropa o comida o con el anticipo de rentas de alquiler.

Entre los damnificados se encuentran Salvador Terrones, quien contó al diario La Opinión de Murcia que sus dos hijos siguen echando en falta a su madre, que falleció aplastada por un edificio que cayó el día de la tragedia en el barrio de La Viña, el más afectado en el terremoto.

LA ZONA CERO DEL SEÍSMO

A la Viña se la llamó la zona cero del seísmo, y hoy en día cuenta con nuevas casas con mejores condiciones arquitectónicas que antes del terremoto, especialmente en lo referido a la resistencia sísmica, pero también en cuestiones más modernas como la eficiencia energética o el aislamiento térmico.

40 vecinos del barrio de San Diego recibieron ayer tarde las llaves de sus nuevos hogares.

El plan Lorca, presentado hace un año, prevé inversiones públicas de 533 millones de euros hasta el ejercicio 2020, con las que no solo se pretende reparar lo dañado o destruido, sino un modelo de ciudad más sostenible y mejor dotado.

El capítulo de ayudas públicas a los afectados sigue siendo el más espinoso, y aunque la comisión que integran los gobiernos de España y de Murcia ya ha aprobado subvenciones directas de 73,9 millones, solo 49 millones de euros se han abonados.

Los tres años transcurridos desde los seísmos han permitido rehabilitar casi todas las dependencias públicas dañadas, 5 de los 15 templos católicos clausurados y la mayoría de edificios históricos.

Sin embargo, en el casco histórico decenas de casonas nobiliarias, de las que fue demolido todo excepto la fachada, ofrecen el aspecto de un decorado teatral, de una siniestra tramoya que no permite olvidar los seísmos y que se ha convertido en todo un atractivo turístico para los visitantes.