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El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, está a favor de otra política penitenciaria para contribuir a la normalización en el País Vasco, es partidario del derecho de autodeterminación y vería bien una vieja reivindicación de los nacionalistas, la existencia de selecciones deportivas vascas y catalanas y que los jugadores elijan en cuál se sienten más cómodos. Iglesias se ha expresado así en una entrevista en la televisión venezolana Telesur, recogida por Europa Press, en la que defiende que la transición española a la democracia "fue un éxito a nivel social" pero dejó pendiente "la cuestión nacional" y recuerda que él está a favor "del derecho a decidir, del derecho de autodeterminación".

"Yo no quiero que se vayan de España pero tiene que decidir ellos", ha resumido, antes de insistir en que, a su juicio, ese derecho a decidir sólo será viable jurídicamente en el marco de un "proceso constituyente en el conjunto del Estado" en el que se pueda hablar de todo y en el que, en todo caso, la prioridad de Podemos no será esa, sino defender los servicios públicos.

"Nosotros somos soberanistas pero entendemos que la soberanía tiene que ver con los servicios públicos", ha argumentado, añadiendo que para él lo importante de una escuela o un hospital es que sean servicios públicos de calidad, no la bandera que ondee sobre su puerta.

Según Iglesias, a Podemos le parece bien el derecho a decidir porque es "demócrata" y le pareció bien el referéndum de independencia de Escocia, donde salió el no y después "no ha pasado nada". Y además, está convencido de que si Podemos gobernase en España "habrá muchos menos catalanes y vascos que quieran irse", porque considera que "nadie ha producido tanto sentimiento independentista" como el PP en ambas comunidades autónomas.

En el caso del País Vasco, Iglesias ha reconocido que en los últimos años no ha habido un movimiento independentista tan importante como en Cataluña y, en todo caso, ha reconocido que es más complicado porque el debate independentista ha estado "atravesado por el fenómeno de la violencia política de ETA".

Según su análisis, la política antiterrorista tenía "enormes consensos" en la política española y ello impedía "un debate de Estado serio" sobre la cuestión nacional vasca. A su juicio, es una "buena noticia" que ETA "se retirase del escenario político y que el terrorismo haya dejado de ser un elemento articulador de la política española".

En todo caso, cree que en el País Vasco "todavía es importante cerrar las heridas de la violencia política" y conseguir "una cierta normalización", lo cual "tiene que ver con lo que ocurra en el País Vasco pero también con una responsabilidad de Estado de los gobiernos españoles que se debería traducir en política penitenciaria".