(Actualizado

En los años de plomo, la revista Time eligió Rentería, en Gipuzkoa, como icono de la violencia. Pero ahora el alcalde, de EH Bildu, ha conseguido consensuar una estrategia con todos los partidos y con las víctimas para reconstruir la memoria. Una iniciativa que se nota en las calles y que un informe sobre derechos humanos pone como ejemplo, para lograr la convivencia en los puntos más conflictivos del País Vasco.

Chema Herzog fue el último concejal del PP en Rentería y le tocó vivir la peor cara de uno de los pueblos más conflictivos del País Vasco. Cuenta las precauciones de seguridad que le tocó asumir en aquel entonces: "Hacía vigilancia perimetral -dice- cambiaba mis rutinas".

En las calles de Rentería los actos de violencia se contaban por miles y quienes no pensaban como los radicales vivian con miedo. Andrés Krakenberger, presidente de la Asociación pro derechos humanos "Argituz" recuerda el "silencio" y cómo eran marginados.

En Rentería además se registraron dos víctimas de grupos para-policiales y cientos de denuncias por torturas. Existe una profunda división social que aún actualmente todavía es la causa de que los vecinos hablen a media voz de los peores años de la violencia.

No obstante, ahora se nota un ambiente distinto en las calles de Rentería, como ha podido comprobar un equipo de Telemadrid, unas calles en las que ETA asesinó a 21 personas. Chema Herzog incluso toma un café en la sede de HB-Bildu, un terreno vedado hasta hace poco.

El objetivo del pueblo de Rentería es conseguir una convivencia. No obstante este sigue siendo un pueblo donde los homenajes a etarras, anunciados en pancartas, recuerdan que todavía queda mucho por hacer.