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Los Príncipes de Asturias han hecho hoy la que seguramente será su última aparición pública antes de que don Felipe asuma el trono, entre muestras de cariño de los visitantes del Museo Arqueológico Nacional, donde han inaugurado la gran exposición sobre el rescate del tesoro de la Fragata Mercedes.

Nada más entrar en las recién remodeladas instalaciones del MAN, varias decenas de personas que esta mañana habían acudido al museo, muchos de ellos alumnos acompañados de sus profesores, así como empleados de la institución, les han acogido saludándoles desde un cordón de seguridad al que enseguida ambos se han acercado.

Don Felipe y doña Letizia no han parado de estrechar manos, han intercambiado algunas palabras con los que han conseguido hacerse escuchar entre el tumulto y han procurado atender también a los que estaban situados en el lado opuesto del vestíbulo para que todo el mundo pudiera recibir su saludo personal.

Aunque la algarabía hacía casi imposible entender los comentarios de la gente, daba la impresión de que los visitantes intentaban trasladarles sus parabienes ante la próxima proclamación de Felipe VI como nuevo Rey de España, con doña Letizia como reina consorte.

Casi nadie, ni niños ni mayores, se ha olvidado de captar el momento con su cámara o teléfono móvil, y a los colegiales se les veía entusiasmados con su inesperado encuentro con los nuevos Reyes, que tras saludar al público han bajado al sótano donde se ubica la exposición "El último viaje de la Fragata Mercedes".

VISITA AL MUSEO NAVAL

Previamente, los Príncipes habían visitado la otra sede de la muestra, en el Museo Naval, situado cerca del Arqueológico, donde también se da cuenta, desde el punto de vista militar, del episodio histórico del hundimiento de la fragata Mercedes por la flota de Inglaterra, el 5 de octubre de 1804, frente a las costas de Cádiz.

El ministro de Cultura, José Ignacio Wert; el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle; la presidenta de Acción Cultural Exterior, Teresa Lizaranzu; el director del MAN, Andrés Carretero, y el del Museo Naval, almirante José Antonio González Carrión, entre otros cargos, han acompañado a los futuros Reyes en su recorrido por los dos recintos objeto de la exposición.

La dos comisarias, Carmen Castro y Susana García, les han explicado los detalles de la muestra, formada por centenares de piezas, en el Arqueológico interpretadas desde un punto de vista histórico y en el Museo Naval con una mirada más militar.

"El último viaje de la Fragata Mercedes" no sólo pretende contar el largo y exitoso litigio que emprendió España para recuperar el tesoro de la fragata, sino también rememorar la historia de su hundimiento, en 1804, cuando la Armada inglesa la atacó pese a que España e Inglaterra no estaban en guerra.

Ocurrió el 5 de octubre de 1804, cuando cuatro fragatas españolas procedentes de América que navegaban hacia Cádiz con caudales para la Corona fueron asaltadas por otras cuatro fragatas inglesas; lograron hundir la Mercedes.

Parte del valioso cargamento de la exposición fue rescatado más de doscientos años después por Odyssey, una empresa cazatesoros que trasladó en secreto hasta Florida más de 30.000 monedas de las 500.000 que transportaba el buque, así como otros objetos, incluidas pertenencias personales de la tripulación.

Uno de los comentarios sobre Odyssey recogidos en un panel hace referencia a que su trabajo consistió en un "saqueo sin ningún propósito de carácter científico, histórico o cultural", al lado de una sala donde pueden verse las cajas de plástico en la que sus buceadores depositaron las monedas para llevarlas a Florida.

Los Príncipes, como cualquier visitante, se han topado al comienzo del recorrido con tres cuadros de Goya, de Carlos IV, su valido Godoy y la reina María Luisa de Parma, con los cuales se ilustra la sala que pone los hechos en su contexto histórico.

Después han podido ver una maqueta de una fragata similar a la Mercedes, documentos de la época, balas de plomo y piedras de lastre de la embarcación, retratos de los oficiales que comandaban las cuatro naves atacadas y, por supuesto, parte del tesoro recobrado, como monedas de plata y oro apiladas en una gran vitrina y objetos personales de la tripulación, entre ellos una tabaquera de oro.

Unos acuarios permiten ver cómo quedaron las monedas en el pecio, dentro de saquitos de arpillera, cuando estalló la santabárbara de la fragata, y cómo fueron halladas, dos siglos más tarde, por los piratas contemporáneos que las sacaron del fondo del Atlántico.

Las pruebas aportadas al proceso que permitió al Estado español recuperar el tesoro en los tribunales estadounidenses cierran una muestra por la que los Príncipes de Asturias han mostrado gran interés, en su último acto de agenda oficial antes de que la semana próxima pasen a ser los nuevos Reyes de España.