El líder de Ciudadanos, reelegido la semana pasada en primarias, se ha salido con la suya y ha logrado deshacerse del pasado socialdemócrata del partido para reubicarlo en un espacio de "centro, liberal progresista" desde el que dar el salto para gobernar a partir del próximo ciclo electoral.
Avalada su gestión en la IV Asamblea General de forma casi unánime (un 97 por ciento de los 568 compromisarios) y ningún voto en contra, Rivera no ha tenido apenas resistencias para imponer su idea de que el Cs tiene que intentar gobernar a partir de 2019 y hacerlo "desde la centralidad", dejando claro que no es "ni socialista ni conservador, sino una fuerza "de centro, liberal progresista".
No se trata de una refundación, ha aclarado Rivera, sino de una evolución natural del partido, tras diez años de recorrido político, algo en lo que han coincidido otros dirigentes del partido como Ignacio Prendes, también vicepresidente primero del Congreso, Melisa Rodríguez o Ignacio Aguado.
Creen que esa etiqueta está ya "superada" para Cs, que en este momento y de cara al futuro se posiciona como una fuerza liberal en lo económico y progresista en lo social.
Y con la misma convicción con la que el presidente de Ciudadanos, junto al portavoz en la Cámara Baja, Juan Carlos Girauta, ha defendido esta posición en la ponencia de Valores, también ha apostado por el término "progresista" que se quería suprimir en una de las enmiendas parciales presentadas.
Un cónclave que está siendo un paseo triunfal para Rivera, que también ha sacado adelante su propuesta de gobernar en el próximo ciclo electoral y no "inmediatamente" como se pedía en otra propuesta, que sólo ha cosechado dos votos.
A esto suma que las siete enmiendas a la totalidad presentadas a las ponencias de la dirección (tres a Estatutos, dos a Estrategia y otras dos a Valores) han sido tumbadas con el respaldo de más del 90 por ciento de los delegados que intervenían en cada una de las mesas de trabajo.
Finalmente, los documentos llevados al plenario, han conseguido el aval del 89 por ciento (Valores), 99,5 por ciento (Estrategia) y 98 por ciento (Estatutos)
Lo que no ha habido en el cónclave es ni espacio para la autocrítica ni tampoco Rivera se ha detenido en su discurso a repasar los resultados electorales o hablar de la pérdida de apoyo de su partido entre las elecciones de diciembre y las de junio, que pasó de 40 a 32 escaños.
Tampoco para hablar del pacto de investidura con el PP más allá de sacar pecho del "peso nacional" que están teniendo las "reformas naranjas" gracias a ese acuerdo.
Y también han presumido de un historial financiero impecable, con "cero deudas" con los bancos y un superávit de 3,1 millones de euros, cifras que ha dado el responsable de finanzas, Carlos Cuadrado, destacando el esfuerzo que han hecho para tener sus números al día teniendo en cuenta que ha habido veintidós procesos electorales en cinco años y concentrados sobre todo entre 2015 y 2016.
LA EVOLUCIÓN DE CIUDADANOS EN DIEZ AÑOS
Como otro trofeo más, Rivera ha repasado la enorme distancia que ha cubierto Ciudadanos en tan solo diez años, que partió de tres diputados catalanes y once concejales y ahora suma casi un centenar de diputados autonómicos, más de 1.500 ediles y 32 diputados en el Congreso.
Casi ocho horas de debates sin grandes discrepancias, que se han resuelto con tranquilidad y en una clima cordial como ha asegurado en todo momento Rivera, que se ha sentido muy satisfecho por el resultado del cónclave y cómodo en todo momento debatiendo con esas voces críticas que no acababan de ver el giro ideológico que ha emprendido la dirección, pero que al final se sienten representados en el nuevo ideario.
Mañana toca cerrar la estructura orgánica del partido con la elección de los miembros del Consejo General, máximo órgano de Cs entre asambleas, y de la comisión de Garantías y ponerse manos a la obra para conseguir el reto de gobernar.