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El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, anunció este sábado que su partido votará no a Rajoy en la sesión de investidura, asumió que su partido debe quedarse en la oposición, pero anunció su intención de "aglutinar" en torno a la mayoría parlamentaria que defiende cambios a las políticas del PP.

En su discurso ante el Comité Federal para presentar su informe político, su primera intervención pública desde la noche electoral,

Sánchez reconoció que las elecciones les han puesto en la oposición, pero como primera fuerza, de lo que se deduce, que son la alternativa al PP.

Por eso, excluyó tanto la gran coalición, como apoyar al Gobierno desde fuera, o apoyar la investidura de Mariano Rajoy. Argumentó que "la alternativa al PP no pueden ser las políticas del PP", por lo que el PSOE votará en contra. "Somos y seremos la oposición, pero somos mucho más que eso: somos la alternativa", proclamó, excluyendo tácitamente la posibilidad de intentar él mismo la investidura.

En su lugar, optó por otro tipo de influencia y papel: "Queremos democráticamente hacer oposición a ese Gobierno y derrotar a ese Gobierno con la mayoría parlamentaria que cree necesario un cambio de políticas", anunció, comprometiéndose más tarde a "liderar la oposición" y "aglutinar al mayor número posible de representantes del pueblo español para hacer posible un cambio real de las políticas que España necesita, desde el ejercicio leal y democrático de la oposición parlamentaria".

Sánchez comenzó su discurso, que duró poco más de 20 minutos, atestiguando que se viven "tiempos trascendentales como partido y como país", con hechos tan graves como la repetición de elecciones, el Gobierno que no se somete a control parlamentario, el paro, la "erosión de las condiciones de vida", el deterioro de las instituciones, el problema territorial y el Brexit .

13 COMITÉS FEDERALES

También subrayó que en los dos años que lleva en la Secretaría General se han celebrado 13 comités federales, seis de ellos en los últimos seis meses; circunstancia que presentó como "testimonio elocuente de la importancia que da esta Ejecutiva al Comité Federal, a entender la dirección de una manera compartida", abierta incluso a los militantes, a quienes sometió a consulta su acuerdo de investidura con Ciudadanos en febrero.

Sánchez se declaró "muy orgulloso del Partido Socialista", que, pese a una "campaña dura", en "las peores condiciones" contra una "confluencia poderosa de intereses" entre PP y Podemos, ha "mantenido el tipo" y ha demostrado fortaleza.

"Somos el PSOE, un partido de gobierno, con vocación de gobernar el presente para cambiar el futuro, a diferencia de otros que invocan un futuro que nunca llegará porque permiten que la derecha gobierne el presente", contrastó, añadiendo luego que esa derecha podrá ganar las elecciones al PSOE, pero "por muchos aliados que encuentre, no podrá acabar con el PSOE".

Para evitar que se le pueda acusar de compararse con Podemos en lugar de con el PP, Sánchez apuntó que él no estará "satisfecho hasta que el PSOE vuelva a gobernar este país", lo que le granjeó el primer aplauso de los asistentes, pero en su análisis del resultado electoral se centró preferentemente en el partido de Pablo Iglesias.

Su diagnóstico es que los españoles decidieron que la primera fuerza política fuera el PP, pero "una amplia mayoría" apostó por fuerzas que representan y propugnan cambios en las políticas del PP. Y que "la alternativa siguió siendo indiscutiblemente el PSOE", pues los votantes "frenaron un intento de un conglomerado de 25 partidos" cuyo único objetivo, dijo, era derrotar al PSOE, empeño para el que aseguró que contaban con el apoyo del PP.

EL HIJO DE ANGUITA

"El hijo político de Anguita fracasó como el padre político", sentenció, enlazando las dos supuestas pinzas contra el PSOE: la de el PP de José María Aznar y la IU de Julio Anguita, y la del PP de Rajoy y Podemos.

"Se equivocaron de nuevo de adversario", dictaminó, presumiendo de que "el PSOE ha sido siempre, es y será el cauce sobre el que fluirán las fuerzas del cambio para la mayoría de progresistas" y de que "no se puede entender el pasado, el presente y el futuro de España sin el PSOE".

Sánchez aseguró que "Pablo Iglesias ha fracasado en tres elecciones", las municipales y autonómicas de 2015 y las dos generales de los últimos meses; lamentó que "el precio de la obsesión de Iglesias por el sorpasso ha tenido el precio de preservar el Gobierno de Rajoy" y concluyó con una felicitación irónica: "Enhorabuena, señor Iglesias, todo un logro histórico".

El secretario general del PSOE interpretó que Podemos, después de votar que no a su investidura, vio bajar sus expectativas de voto y "por eso se coaligó con aquéllos a quienes había despreciado", de forma que "para lo único que ha servido es para movilizar al electorado conservador y desmovilizar a una parte del electorado progresista". También acusó a Podemos de culpar del resultado a la "cobardía" del electorado de izquierdas por "tener miedo a algo nuevo".

DECLIVE ELECTORAL DE PODEMOS

Para él, muy al contrario, lo que ocurrió es que sus potenciales electores "descubrieron que Iglesias vive mejor con Rajoy como presidente", y por eso más de un millón de ellos les abandonaron entre diciembre y junio. Sánchez acabó con un pronóstico demoledor: "Estoy convencido de que estamos asistiendo al declive electoral de Iglesias y en consecuencia al fortalecimiento del PSOE como opción de gobierno".

Pasando ya a las perspectivas políticas en España, el líder del PSOE dictaminó que "es la hora de la democracia representativa" y que el PP "tiene la obligación de articular una mayoría", que es posible porque la hay de partidos conservadores en el Congreso, si bien "todos esos posibles socios defienden también un cambio". Esta circunstancia es la que le permitió instar a la investidura de un gobierno y a la vez confiar en que podrá liderar una mayoría parlamentaria.

Sánchez exigió a Rajoy que "esta vez cumpla con su obligación política y moral" presentándose a la investidura, a diferencia de lo que hizo en la anterior, y detectó "pasos muy preocupantes" en él, pues todavía no ha anunciado su voluntad de presentarse y porque "ha dicho al resto de partidos que le solucionemos los problemas y a ser posible antes de agosto, que se quiere ir de vacaciones".

Por eso, y como segunda fuerza, le exigió que "haga una oferta programática" a sus afines ideológicos, porque "España necesita un gobierno". En este sentido, recordó que la mayoría de los años de democracia ha habido ejecutivos en minoría, y se preguntó, si otros líderes supieron articular mayorías parlamentarias, por qué no va a poder Rajoy.

Eso sí, advirtiéndole de que no contará con el apoyo ni la abstención del PSOE. Sánchez argumentó que, si el PSOE es la primera fuerza de la oposición y la alternativa, "la alternativa al PP no pueden ser las políticas del PP". Como consecuencias del resultado electoral, enumeró: no a la gran coalición, no a apoyar al Gobierno desde fuera y no a apoyar la investidura de Rajoy, sino que el PSOE votará en contra".

Aunque aseguró que se reunirá con el presidente del PP cuando le llame, Sánchez le advirtió de que no puede pedirle la abstención, igual que a él, que le pareció inexplicable el voto en contra de Podemos a su investidura, en cambio no se lo pareció el del PP.