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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha recordado este domingo las consecuencias de la Guerra Civil Española y de la II Guerra Mundial para advertir de que hoy en Europa "no cabe pensar que el antisemitismo, la homofobia, la xenofobia y el nacionalismo excluyente son pequeños vientos sin importancia que se apagarán solos".

Ha pronunciado un discurso en la playa de Argelès-sur-Mer donde estuvo el campo de refugiados españoles tras la Guerra Civil, al final de una jornada en el sur de Francia que ha dedicado a la memoria del exilio: antes ha visitado las tumbas del último presidente de la II República, Manuel Azaña, y del poeta Antonio Machado.

Sánchez ha añadido que su viaje también es una manera de pedir "perdón" en nombre de España a los que sufrieron el exilio como Azaña y Machado, a quienes ha destacado como ejemplo del sufrimiento, ya que pide igualmente disculpas a todos los exiliados anónimos.

Considera que las disculpas llegan muy tarde porque "España tendría que haberles pedido perdón mucho antes por la infamia", y también ha aludido a Fernando Varela, último presidente de la República en el exilio, y enterrado en París.

Además, "sus afanes y su laboriosidad habrían servido para construir un país mejor": más abierto y reconciliado, más floreciente económicamente y más venturoso, y ha añadido que muchas mujeres --ilustres o anónimas-- aspiraron a la igualdad de género en la República pero no la consiguieron, por la guerra y la dictadura.