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El juez Elpidio José Silva ha defendido hoy haber encarcelado "de forma razonada" a Miguel Blesa en dos ocasiones y que cumplió con "todos los requisitos legales" para hacerlo ante el riesgo de que el exbanquero pudiera fugarse o destruir pruebas.En la segunda sesión del juicio contra Silva por prevaricación, éste ha negado todas las acusaciones que le imputa la Fiscalía y ha justificado la instrucción que llevó a cabo por la concesión de un crédito de 26,6 millones al Grupo Marsans y, posteriormente, por la compra del City National Bank de Florida.

Silva, que no ha respondido a las preguntas de las acusaciones, ha manifestado que las medidas de prisión que dictó el 22 de mayo y el 5 de junio del pasado las acordó "razonadamente" y sin que se opusiera el fiscal ante una "gestión que sigue siendo muy inadecuada" y que pone los "vellos de punta"."Nadie tiene una bola de cristal para saber si se van a destruir pruebas o no, pero concurrían indicios de pronóstico criminal", ha enfatizado el juez excedente, que ha insistido en que no tiene "ninguna animadversión" contra Blesa ni el resto de imputados y tampoco hacia la Fiscalía.

Otro de los motivos que le llevaron a encarcelar al exbanquero, ha añadido, fue que los peritos habían denunciado "coacciones" y "amenazas" por parte de los consejeros Estanislao Rodríguez Ponga y José Antonio Moral Santín.Su abogado, Gonzalo Boyé, le ha preguntado entonces por qué no se devolvió la fianza de 2,5 millones que le había impuesto la primera vez que ordenó su ingreso en prisión cuando volvió a encarcelarle nuevamente de forma incondicional.

"La fianza está sometida a comisiones y la tramitación no corresponde al juzgador sino a la secretaria", ha precisado Silva, a lo que ha añadido que "estaba condicionada al hecho de que no se intentara manipular pruebas". También ha dicho que no se quedó "de manera torticera" con la causa del CNB, que había desgajado de la del crédito y que fue por la que encarceló a Blesa.

NECESITABA SABER "CUÁL ERA LA GUÍA DE TRABAJO"

Ha alegado que ordenó incautar sus correos porque necesitaba saber "cuál era la guía de trabajo" de la entidad para determinar si los hechos podían ser delictivos y ha hecho hincapié en que Blesa debía saber que se trataba de una cuenta corporativa, por lo que si la usó "para hablar de temas privados, cede su intimidad". Silva ordenó su incautación mediante una providencia en la que acordaba un abultado número de diligencias y que fue declarada nula por la Aduencia Provincial de Madrid junto con el resto de la causa por la que investigaba al expresidente de Caja Madrid.

Lo hizo tan solo dos días después de haber interrogado a Blesa y Díaz Ferrán el 5 de diciembre de 2012 porque lo que le habían contado los imputados en los interrogatorios "no era creíble"."Blesa dijo que no tenía ninguna relación de amistad con Díaz Ferrán, pero bastaba poner en Google" el nombre del presidente de la caja para comprobar que habían existido "fiestas, reuniones, etc".

Por último, ha relatado que en un primer momento, en febrero de 2010, decidió archivar la causa porque la denuncia de Manos Limpias no aportaba nada "ningún indicio probatorio delictivo". Sin embargo, decidió reabrirla en junio de 2012 ante el "hundimiento de la tercera entidad financiera del país" que llevó a España "a la bancarrota", un hecho que obligaba a "reaperturar forzosamente, porque sí que había una conexión" entre "prestar el dinero de cualquier forma y que se hunda una entidad financiera".