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La delegación en el Parlamento Europeo de Unión Progreso y Democracia (UPyD) se desmembra tras la decisión de la dirección de la formación de suspender a los díscolos Enrique Calvet y Fernando Maura por sus declaraciones críticas con el liderazgo de Rosa Díez y su negativa a ir en listas con Ciudadanos.

Este viernes santo, el Consejo de Dirección de UPyD decidió suspender cautelarmente de militancia a los eurodiputados Maura y Calvet, a los que ha iniciado un procedimiento disciplinario ante "las reiteradas actuaciones de sendos cargos públicos en desprestigio del partido, así como en su negativa a acatar las normas internas tanto de la formación como de la delegación de UPyD en Europa".

Si la salida forzada de los dos parlamentarios europeos de UPyD de terminar en expulsión, como se prevé, no implica la pérdida del escaño para los eurodiputados, que podrán seguir dentro de los liberales europeos (ALDE) como independientes o bien dentro de otra de las fuerzas de esa familia política, como Ciudadanos.

En sendas conversaciones telefónicas con Efe, Calvet negó su voluntad de integrarse en el partido de Rivera, mientras que Maura, que considera que las diferencias de proyecto entre una y otra formación son "de detalle", señaló que tiene "todas las posibilidades abiertas".

Así, Calvet reconoció a Efe que los dos eurodiputados, pese a confluir en sus críticas a la actual dirección tanto en Madrid como en Bruselas, "tienen estrategias muy diferentes".

Maura y Calvet sin embargo han participado en diversas iniciativas parlamentarias con los dos eurodiputados del partido de Ciudadanos, Javier Nart y Juan Carlos Girauta, con quienes a menudo coinciden más en el voto que con sus compañeras en UPyD Maite Pagazartundúa y Beatriz Becerra, explicó Calvet a Efe.

Según relató el eurodiputado, que militó más de veinte años en el PSOE, los parlamentarios de Ciudadanos les han apoyado en iniciativas que van en la línea de cumplir el programa de UPyD y de las que sin embargo Pagazartundúa, jefa de la delegación de la formación magenta en el PE, y Becerra, se han distanciado.

Ese es el caso, por ejemplo, según Calvet de una pregunta parlamentaria a la Comisión Europea reclamando el derecho de los escolares catalanes a ser educados en lengua castellana que firmaron junto a él Maura, Nart y Girauta, pero no así sus compañeras de UPyD, más cercanas a la línea oficialista de Rosa Díez.

El pasado mes de diciembre, Maura participó en un acto de Movimiento Ciudadano en el que estuvo el propio Rivera y en el que el eurodiputado -uno de los fundadores de UPyD- criticó que algunas personas de su partido se "aferraran más a las siglas que a las ideas".

Pocos días más tarde tanto Maura como Calvet, así como Nart y Girauta, presentaban en Estrasburgo el proyecto común "Unidad Ciudadana Europea", lo que lejos de calificar de coalición llamaron "agrupación cultural", dejando claras sus afinidades ideológicas.

Esta descomposición de UPyD no es la primera crisis de la delegación europea de la formación, pese a que asumieran sus cuatro escaños hace solo nueve meses.

El que fuera número uno en la lista de las europeas por UPyD, Francisco Sosa Wagner -el único eurodiputado del partido en la legislatura 2009-2014- fue relegado por Díez en el mes de octubre en favor de Maite Pagazartundúa, que asumió la jefatura de la delegación en Bruselas.

La marcha de Sosa Wagner, que llegó a tildar de "totalitaria" a la líder de UPyD, hizo entrar al número cinco en las listas, Enrique Calvet.

En la Eurocámara, donde el escaño es del eurodiputado y no del partido, no es algo inédito que un parlamentario siga su labor pese a estar distanciado de la formación por la que fue elegido.

Ya lo hizo la propia Rosa Díez cuando era eurodiputada por el PSOE pero ya estaba en proceso de creación de UPyD, o a Alejo Vidal Quadras en la pasada legislatura, cuando el eurodiputado del PP ya hacía campaña por Vox.