El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha nombrado a Jonan Fernández, para dirigir la Secretaría General de Paz y Convivencia, que buscará "una revisión crítica del pasado", consolidar la paz y fortalecer la convivencia. Una decisión muy criticada por las vícitimas. Fernandez fue concejal de HB y defiende la negociación con ETA.
El nombramiento de Jonan Fernández como secretario general de Paz y Convivencia, que incluye asesoramiento en materia de víctimas y derechos humanos, demuestra algo que el PNV en realidad nunca ha disimulado: su intención de buscar con ETA un final negociado y colocar a víctimas de ETA y victimarios en el mismo plano.
La indignación y el rechazo de las víctimas ha sido unánime.
El Colectivo de Víctimas del Terrorismo, Covite, ha considerado su designación como "otro varapalo para los damnificados por ETA". A su juicio, con este nombramiento, el Ejecutivo de Iñigo Urkullu pone de manifiesto que "busca asentar los cimientos de una visión parcial y favorecer una memoria inmoral de lo ocurrido en el País Vasco durante los últimos 30 años".
Jonan Fernández, ha asegurado hoy, tras las críticas vertidas por algunas asociaciones de víctimas, que hará "todo lo posible para que ninguna sensibilidad se sienta desplazada o incómoda".
El lehendakari, Íñigo Urkullu, defendió hoy en Madrid el nombramiento de Jonan Fernández como delegado de Paz y Convivencia del Gobierno vasco. Preguntado por la polémica generada por su nombramiento, el lehendakari dijo que no cree que tenga que hacer ningún acto de "contrición" o de "autocrítica" por la elección de esta persona para hacerse cargo de los asuntos de pacificación.
El caso de Fernández recuerda otro igualmente sangrante, el de Josu Ternera, que pasó de jefe máximo de los pistoleros a diputado del abertzalismo radical y miembro de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento.
Huyó cuando tenía que responder ante la Justicia por haber ordenado el atentado contra la casa cuartel de Zaragoza, donde murieron once personas, cinco niños.
Fernández fue concejal de HB en Tolosa a finales de los ochenta. Negoció luego el trazado de la autovía de Leizarán, objetivo de ETA y que tanta muerte y destrucción costó. Ha pasado después por una miriada de organizaciones, Lurraldea, Elkarri, Lokarri, Baketik, y en todas ellas ha defendido la negociación con la banda terrorista.
Organizó la Conferencia de Aiete, paso previo según la estrategia etarra del anuncio del cese de la violencia. Ese es el hombre que ahora, desde un puesto oficial, va a defender teóricamente la paz y la convivencia.