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El Rey ha animado hoy a trabajar por la solidaridad entre los países de la UE para afrontar el "reto histórico" que la crisis financiera supone para el conjunto de Europa y ha subrayado que los agentes e inversores internacionales ya aprecian y respaldan las reformas económicas de España. Asimismo, ha advertido de que la actual crisis financiera enseña una lección: "que en realidad nos enfrentamos a una crisis europea -la del euro- y no a una crisis específica de algunos países", por lo que "ningún socio europeo puede superar esta situación por sí mismo".

Acompañados por los Príncipes de Asturias, Don Juan Carlos y Doña Sofía han presidido en el Palacio Real la tradicional recepción al cuerpo diplomático con motivo del nuevo año, a la que han asistido el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, acompañados por sus esposas.

En su intervención ante representantes diplomáticos de todo el mundo, ha expresado además su solidaridad con el Gobierno argelino ante el ataque terrorista en la planta de Ain Amena y ha reafirmado el apoyo de España a la intervención internacional en Malí, con el fin de "restaurar plenamente" la soberanía del pueblo maliense sobre su territorio y erradicar de él a los grupos terroristas.

Tras señalar que los agentes internacionales aprecian ya las "profundas reformas" introducidas en la economía española, el Rey ha recalcado que España ha "reducido significativamente" el diferencial de su deuda y "se afirma como importante destino de los flujos de inversión directa internacional, que es la que tiene un carácter productivo y una vocación de permanencia".

"España ha aumentado su competitividad internacional", ha destacado el monarca, quien, asimismo, ha advertido de que la actual crisis financiera enseña una lección: "que en realidad nos enfrentamos a una crisis europea -la del euro- y no a una crisis específica de algunos países", por lo que "ningún socio europeo puede superar esta situación por sí mismo".

Por ello, ha alertado de que, para afrontar las actuales dificultades económicas, "hay que avanzar más en la integración europea, apostando por la solidaridad en la UE y desarrollando una auténtica Unión Económica y Monetaria en sus cuatro pilares: bancario, fiscal, económico y político".

"Ningún país del mundo, por grande que sea, puede asegurar el bienestar de sus ciudadanos sin tener en cuenta la creciente interdependencia en que hoy se mueven individuos y naciones", ha insistido, antes de instar a "actuar con decisión en el exterior", mediante el fomento de "la cooperación y la concertación internacional" en los grandes asuntos.

En este contexto, España "está decidida a asumir sus responsabilidades en el mundo" con una acción exterior "coordinada y coherente", que obliga, según ha precisado, a "reorganizar y reorientar" los medios disponibles hacia las zonas y asuntos prioritarios.

Después de agradecer los apoyos internacionales a la candidatura de España como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU para 2015-2016, ha puesto de relieve la preocupación española por la situación de Siria y la necesidad "esencial" de recuperar con urgencia el espíritu de la Conferencia de Paz de Madrid de 1991 con el fin de resolver el conflicto israelo-palestino.

Entre los acontecimientos internacionales que España desea celebrar este año, el Rey ha destacado el quinto centenario de la llegada de Ponce de León a Florida y del descubrimiento del Océano Pacífico por Núñez de Balboa en el actual Panamá, así como los 40 años del establecimiento de relaciones diplomáticas con China y los 400 años de relaciones con Japón.

En una ceremonia mucho más corta que las precedentes, el monarca, la Reina y los Príncipes han saludado en la Saleta Gasparini a Rajoy, García-Margallo y sus esposas, al nuncio del Vaticano, Renzo Fratini, y a altos cargos de Exteriores y Presidencia del Gobierno.

En esta ocasión no ha habido línea de saludos para dar la bienvenida uno a uno a todos los asistentes -que han sido unos 150, la mitad que en los últimos años, porque se ha invitado a un sólo representante por cada legación diplomática-, y los embajadores han aguardado de pie, en el Salón del Trono, la entrada del Rey, que aún se recupera de su operación de cadera de noviembre.

Ayudándose de dos muletas, don Juan Carlos ha caminado hasta su puesto en el centro de la sala, ha escuchado el discurso inicial del nuncio sentado en una butaca, al igual que la Reina y los príncipes, y después ha leído su alocución de pie, ante un atril que luego se ha retirado para que abandonara el Salón.

El nuncio del Vaticano, en su calidad de decano del cuerpo diplomático, ha pronunciado un discurso en el que ha destacado cómo el Rey hace siempre en sus mensajes de navidad un llamamiento expreso "a la convivencia, a la esperanza y a la unidad" señalando "con acierto" los problemas que afectan a España.

El monarca, ha añadido, siempre se acuerda de los más desfavorecidos, y en su último mensaje, ha enfatizado, ha reclamado una "política grande", que "lejos de alentar la discordia, el desencuentro, integre lo común".

Fratini también ha invocado las palabras de Pablo VI al término del Concilio Vaticano II y que recientemente recordó el Papa Benedicto XVI, cuando dijo a los gobernantes que a ellos les corresponde "ser sobre la tierra los promotores del orden y de la paz entre los hombres" pero sin olvidar que Dios "es el gran artesano del orden y la paz sobre la tierra", ha manifestado.