El desafío independentista empieza a tener ya sus primeras consecuencias a nivel económico. La preocupación entre los empresarios y los inversores extranjeros aumenta y, de hecho, muchos de los contratos que se están firmando en Cataluña están incluyendo unas cláusulas que servirían para garantizar un blindaje en el caso de una hipotética salida de Cataluña del euro.
Un concepto que ya se usó en Grecia, por ejemplo, cuando hubo riesgo de que el país saliera de la Unión Europea. Esta incertidumbre también se podría traducir en la salida de algunas empresas de Cataluña. Estas semanas se ha hablado de Caixabank o de Sabadell.
Los dos grandes bancos catalanes podrían cambiar la sede social y llevarla fuera de la comunidad catalana para asegurar los intereses de accionistas y clientes. También Volkswagen podría anunciar que abandona Cataluña si hay secesión. De hecho, podría haber acelerado el traslado de su sede desde El Prat de Llobregat (en Barcelona) a Madrid.
Por último, el desafío secesionista también se notaría en el mercado. Estos días la agencia de calificación Fitch ya ha advertido que la deuda autonómica catalana pasaría a ser considerada 'bono basura' en caso de independencia.