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Los tres presuntos cómplices de la desaparición de la joven Marta del Castillo han negado hoy haber participado en la operación para deshacerse del cuerpo de la víctima, han dicho que no saben donde fue arrojado y han asegurado tener coartada de sus movimientos la noche del 24 de enero de 2009.

En la tercera jornada del juicio en la Audiencia de Sevilla, el fiscal encargado del caso, Luis Martín Robredo, ha finalizado su interrogatorio a los tres acusados con una misma pregunta: "¿Dónde se encuentra el cuerpo de Marta?". "No lo sé, señor fiscal", ha contestado Samuel Benítez, acusado de participar en la operación para sacar el cuerpo del piso; "Es algo que no he sabido nunca", ha dicho Francisco Javier Delgado, hermano del asesino confeso, Miguel Carcaño; y "No sé donde se encuentra", ha afirmado María García, la novia de Delgado.

Después de la confesión de Carcaño en la primera jornada de juicio, cuando negó haber violado a Marta y atribuyó su muerte a un accidente al golpearla con un cenicero, sus tres presuntos cómplices han respondido hoy con el mismo aplomo y han negado haber participado en la desaparición del cuerpo.

SAMUEL BENÍTEZ DICE QUE NUNCA ESTUVO EN LA VIVIENDA DE CARCAÑO

Samuel Benítez ha negado lo declarado por Carcaño, que le implicó en el traslado del cadáver, ha dicho que "nunca" estuvo aquella noche en la vivienda de su amigo y ha manifestado que la Policía le presionó con implicar a su familia y a su novia, por lo que confesó "bajo coacciones, amenazas, agarrones por el cuello y golpes en el pecho".

Ha afirmado que todos los detalles que fue dando sobre la presencia de Marta ensangrentada en el suelo del salón, el traslado del cadáver en una silla de ruedas hasta el coche de la madre del menor apodado El Cuco o el punto donde lo arrojaron al Guadalquivir "se los fue dando la Policía" y él "solo tenía que asentir".

"Como yo sabía que no era verdad, después tendría mis testigos", ha explicado Samuel, quien ha relatado que en realidad pasó toda la noche con unos amigos -que testificarán a su favor- en la barriada de Montequinto, distante unos 15 kilómetros del lugar de la muerte.

EL HERMANO DE CARCAÑO SE SIENTE TOTALMENTE ENGAÑADO

Francisco Javier Delgado, hermano de Carcaño, ha negado haber intervenido en el traslado del cuerpo de Marta, ha explicado sus movimientos de aquella noche corroborados por testigos y ha afirmado que, hasta la detención de su hermano, estaba "totalmente convencido de su inocencia" e incluso se sentía obligado a "creer en la versión que él me daba".

Ha explicado al tribunal que, tras la desaparición de Marta, preguntó hasta dos veces a su hermano si estaba implicado y éste "mantuvo la misma historia", por lo que cuando lo detuvieron el 13 de febrero de 2009 se sintió "totalmente engañado por él" al "haber querido protegerlo".

Delgado ha asegurado que su único contacto con su hermano aquella noche fue hacia las 20.00 horas, cuando le oyó entrar en la vivienda y Miguel le saludó con una sonrisa, de la que interpretó que estaba "con su pareja para tener un momento de relax".

LA NOVIA DE DELGADO DICE QUE NO VIO, NI OYO NADA

La novia de Delgado, María García, ha reiterado sus declaraciones anteriores en el sentido de que estuvo estudiando en el piso de la calle León XIII de Sevilla desde la medianoche del 24 de enero de 2009 y que no oyó nada, ni siquiera a los amigos de Marta que a las 2:15 horas de la madrugada estuvieron llamando a las persianas del piso, ubicado en una planta baja, en busca de la desaparecida.

Ha afirmado "con total rotundidad" que no vio al asesino confeso, Miguel Carcaño, hacia la 1:30 horas empujando una silla de ruedas con el cadáver ni haber participado con los otros tres acusados en la operación para envolver el cuerpo en una alfombra.

Sobre el olor a limpio que los testigos detectaron en el piso, María ha dicho que en las inmediaciones de la habitación de Carcaño olió algo que le recordaba "a las fregonas con las que se limpian los bares".

El juicio, en el que Carcaño se enfrenta a 52 años de cárcel por violación y asesinato y sus cómplices a penas de hasta ocho años, ha quedado aplazado hasta el próximo lunes, cuando empezarán a declarar los testigos.