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Los conductores de más de 1.700 taxis que bloquean la Gran Via de Barcelona y parte del Passeig de Gracia desde el viernes han anunciado que cortarán la frontera si no prosperan las negociaciones con el Ministerio de Fomento, con quien se reunirán este lunes a las 12.00 horas en Madrid.

El portavoz de Elite Taxi, Alberto Alvarez, ha explicado este domingo a los medios que acudirán a la reunión con dos reivindicaciones: "el blindaje de la licencia urbana tiene que salir este viernes en el próximo Consejo de Ministros por Decreto Ley y, por otro lado, la transferencias de competencias a las Comunidades Autónomas".

Ha manifestado que con esas dos concesiones se acabaría el conflicto, pero que, en caso contrario, están dispuestos a cortar la frontera norte junto con la colaboración del sector de los camioneros, y también han contemplado hacer lo mismo con el puerto: "Nadie nos va a tomar el pelo y al sector del taxi lo va a respetar todo dios", ha añadido justo antes de subirse al taxi rumbo a Madrid.

Alberto Alvarez ha reconocido haber recibido el apoyo de muchas organizaciones, "sobre todo del sector de autónomos, mensajeros, estibadores o los pensionistas", y ha destacado que no paran de recibir llamadas de apoyo, entre las que ha destacado un sindicato de taxis de Nueva York.

Preguntando por las expectativas del encuentro con el Gobierno central, ha indicado que su postura no es de máximos, que llevan diez años negociando y ahora es "o todo o nada, no hay gris ya", y ha valorado como viable que se cumplan sus reivindicaciones, al tener al sector del taxi español movilizado.

En el caso de que sus demandas no sean escuchadas, ha asegurado que habrá "alarma social, en Madrid y en Barcelona, saldrán los compañeros con los taxis o caminando" y que los coches no se moverán de la Gran Via de Barcelona, aunque ha reconocido que no cree que haya una voluntad política de desalojarles.

Por último, ha celebrado que el Ayuntamiento de Barcelona "respete y defienda a los colectivos de trabajadores" y se ha despedido arropado por sus compañeros de profesión, al grito de 'Ni un coche atrás'.