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El teniente agredido en Alsasua: "Noté empujones, golpes y patadas por todos lados"
- El teniente relata el "calvario terrible" que hizo temer por su vida en Alsasua
- El sargento agredido en Alsasua: "Esa sensación de odio no la he sentido nunca"
El teniente de la Guardia Civil víctima de la agresión de Alsasua (Navarra) ha descrito el "calvario terrible" que sufrió, con "golpes y patadas por todos los lados", especialmente en la cabeza, piernas y espalda, que le hicieron temer por su vida.
Nadie intentó ayudarle mientras era agredido en el bar Koxka ni persona alguna intentó calmar la situación, ha descrito en el juicio el teniente, quien se ha mostrado convencido de que todo el mundo en el establecimiento sabía que era guardia civil y que también conocían a su novia. "No había nadie que me echara un cable o que intentara calmar la situación", ha resumido.
Ambos y otra pareja -un sargento del instituto armado y su novia- fueron agredidos en ese bar por un grupo de personas, entre ellas presuntamente las ocho que se sientan en el banquillo en el juicio, en un suceso que ha relatado el teniente ante el tribunal, al que ha descrito la situación "indefensa" en la que se quedó tras recibir constantes golpes.
A preguntas del fiscal, el teniente ha relatado ante el tribunal de la Audiencia Nacional que temió por su vida: "Llegó un momento en que estaba tan aturdido que perdí la noción de estar ahí, me subía el dolor, no paraban, seguían yendo y viniendo y yo me estaba yendo".
"Para nosotros fue una eternidad sufrir aquello, pero duraría minutos. Fue un calvario terrible", ha explicado ante el tribunal este agente valenciano que tenía 25 años en el momento de los hechos y llevaba un año destinado en Alsasua.
El altercado tuvo lugar sobre las cinco de la mañana del 15 de octubre de 2016, cuando un grupo de unas 25 personas le agredió a él, al sargento y a las mujeres dentro del bar y otras 20 a la salida.
Nada más llegar al Koxka sintió que les miraban. "Notas que te mira la gente, grupos de gente que te mira constantemente, que te llega a señalar", ha explicado el agente, aunque "eso se nota siempre" porque "a cualquier bar que vayas estás constantemente vigilado". Ha contado cómo, de camino al baño, uno de los acusados, Ohian Arnanz, le paró y le preguntó si era "madero", tras lo que otro, Jon Ander Cob, le cortó el paso.
Los agentes notaron entonces que les tiraban un vaso vacío y fue cuando entró en el bar un tercer acusado, Jokin Unamuno, que se encaró directamente con el sargento y luego con él "de una forma bastante agresiva", diciéndole cosas que el agente no recuerda.
"Desde ese momento empieza el jaleo" y el guardia civil nota que le golpean en la cabeza, la espalda y las piernas. Es cuando los guardias civiles y sus parejas deciden irse del bar por una especie de pasillo que forman los agresores en el que siguieron "recibiendo golpes".
Fuera les esperaba otro grupo de unas 20 personas, entre ellas el acusado Adur Ramírez, que siguieron golpeándole y es ahí cuando el agente temió por su vida. "Noto que me están golpeando constantemente, noto un momento en que ya no puedo estar de pie y caigo", ante lo que solo su pareja le intentó ayudar y se echó encima de él para protegerle. "
Nadie se acercó a mí, la única cerca mía fue Mari Jose, que en algún momento se puso encima mía, como abrazándome, cubriéndome, pidiendo que pararan", ha relatado el agente, para quien los agresores "eran plenamente conscientes de lo que estaban haciendo".
De hecho ha expresado sus dudas de que el incidente "fuera espontáneo", sino más bien "hubo una preparación previa, al menos para avisarse", cuando ellos no provocaron ni usaron "malas palabras en ningún momento".
A raíz de la agresión, ha relatado que tuvo que "romper abruptamente" con su destino, Alsasua, donde le quedaba "trabajo por hacer". Según ha dicho, allí cumplía la ilusión de su vida, trabajar, pero tuvo que marcharse y estuvo ocho meses de baja después someterse a una operación de tobillo a raíz de la cual, ha dicho, tuvo que aprender a andar de nuevo.
EL SARGENTO AGREDIDO EN ALSASUA: "ESA SENSACIÓN DE ODIO NO LA HE SENTIDO NUNCA"
El sargento agredido en Alsasua (Navarra) junto con un teniente y sus parejas ha afirmado en el juicio que temió por su vida porque estaban en inferioridad de condiciones y vio en sus agresores un "odio" y un "rencor" contra la Guardia Civil que no había sentido nunca antes.
En su declaración ante el tribunal de la Audiencia Nacional que juzga a ocho presuntos agresores de los guardias civiles en un bar en la madrugada del 15 de octubre de 2016, el sargento ha relatado cómo les pegaron con patadas y puñetazos en todo su cuerpo tanto dentro como fuera del bar Koxka, en una acción que "no fue casual" sino premeditada.
"Temí por mi vida porque estábamos en inferioridad y esa sensación de odio y de rencor que tenían por ser guardia civil no la he sentido nunca", ha dicho a preguntas del fiscal, y ha recordado cómo también golpearon al teniente hasta hacerle caer, a la pareja de éste cuando intentó hacer "de escudo" y a su propia novia cuando se interpuso entre los agresores y el sargento.
LA NOVIA DEL TENIENTE: "ÉL SANGRABA Y LA GENTE SEGUÍA PEGÁNDOLE EN LA CABEZA"
La novia del teniente de la guardia civil que fue agredido en Alsasua (Navarra) ha narrado los golpes que ambos recibieron, hasta el punto de que "él sangraba y la gente seguía pegándole patadas en la cabeza y patadas en el cuerpo", una vivencia que la ha marcado hasta pensar en el suicidio como única salida.
María José N., que reside en Alsasua desde los 3 años, ha hecho en el juicio un relato pormenorizado de cómo fue el altercado y las consecuencias personales que le supuso, ya que tuvo que salir del pueblo, se vio sometida a un aislamiento social por parte de sus habitantes y su familia sufrió amenazas, lo que la puso "al límite de no ver salida y quitarme de en medio".
La testigo ha comenzado relatando que todo empezó dentro del bar cuando uno de los acusados, Jokin Unamuno, se acercó a los agentes de forma muy agresiva. "Por él empezó la agresión, por él estamos hoy aquí; si él no hubiese empezado la agresión hoy no estaríamos hoy aquí en la sala. Agredió tanto dentro como fuera", ha dicho sobre Unamuno, uno de los tres acusados en prisión provisional.
En ese momento, ha relatado, se acercó otro encausado, Oihan Arnanz, con una "actitud muy desafiante y agresiva". "Le dije que si quería pegarles a ellos me tendría que pegar a mí y me dijo que a mí no me iban a tocar pero que a ellos les iban a reventar". La testigo ha reconocido a los acusados en el juicio, aunque no fueron, ha precisado, todos los que les agredieron, porque ha apuntado que ella solo ha identificado a los que está segura de que estaban allí. "Hay personas que no he acusado porque no estoy al cien por cien segura de que estaban en su día".
Ha seguido relatando que después de hablar con Arnanz se formó un tumulto en el que estaban otros tres acusados y "empezó todo", los empujones, patadas y puñetazos que luego siguieron fuera del bar. Una vez fuera los golpes se incrementaron y varias personas se unieron a la agresión. "Nos empiezan a golpear con mucho odio y mucha saña", ha relatado, unos golpes que recibió sobre todo el teniente.
"Él sangraba y la gente seguía pegándole patadas en la cabeza, patadas en el cuerpo, tenía el tobillo totalmente partido y la gente seguía", ha explicado sobre su pareja, en vista de lo que ella intentó protegerle, pero le empujaron "con tanta fuerza" que también cayó al suelo.
"Lo peor -ha apuntado- es que cuando estamos fuera y estamos siendo agredidos nadie sale a nuestro auxilio, nadie es capaz de frenar la agresión o de llamar a la policía o a la ambulancia. Son cosas que a día de hoy todavía no entiendo cómo pueden estar pasando".
A raíz de la agresión, ha asegurado que se tuvo que ir de Alsasua. "Desde ese día perdí mi hogar y lo perdí todo". A día de hoy tiene "miedo" de ir allí y solo acude de vez en cuando para visitar a sus padres porque "no pueden, aparte de quitarme mi vida entera, quitármelos a ellos".
A partir de ese momento, "todo el mundo se alejó" de ella "por miedo". "Me aislaron totalmente, me hicieron la vida imposible", ha explicado la víctima, que luego sufrió secuelas psicológicas a raíz de estos hechos, además de tendinitis y hematomas.
"A partir de ese día la vida de mis padres y la mía comienza a ser un infierno", ha añadido para describir la situación que viven ahora sus progenitores, a los que han rayado el coche, les han destrozado material del bar que regentan e incluso han recibido amenazas con pancartas con leyendas como "El pueblo no perdona".
MARI MAR BLANCO: LA AGRESIÓN DE ALSASUA ESTUVO PLANIFICADA Y NO FUE PELEA DE BAR
La presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo (FTV), Mari Mar Blanco, ha expresado su apoyo a los agentes de la Guardia Civil agredidos en octubre de 2016 en Alsasua (Navarra) y ha dejado claro que no fue "una pelea de bar", sino una acción planificada y un "acto de odio" al instituto armado.
Blanco asiste en su calidad de presidenta de la FTV al juicio que se celebra en la Audiencia Nacional a ocho jóvenes acusados de agredir en el bar Koxka de esa localidad a un teniente y un sargento de la Guardia Civil y a sus novias.