El fallecimiento de un turista holandés el pasado 30 de julio en un edificio de la Playa de Palma, en Mallorca, como consecuencia de la inhalación de monóxido de carbono, fue accidental, provocada por la nidificación de aves en el tubo del gas, ha informado este lunes la Policía.
En el piso se alojaba un grupo de 11 turistas neerlandeses que ocupaban distintas habitaciones.
Dos de los turistas dormían en una habitación contigua a donde se encuentra el habitáculo del calentador de gas butano.
Uno de ellos presentaba dolores de cabeza y encontró a su amigo tendido en el suelo, pensando en un primer momento que estaba durmiendo, pero seguidamente se dio cuenta de que no respiraba.
Varias patrullas policiales y ambulancias se personaron en el lugar e intentaron salvar la vida del joven, pero solo pudieron certificar su muerte.
Los agentes del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional y de Policía Científica se desplazaron al piso para averiguar las causas del óbito. Los agentes recabaron datos de los jóvenes, que comentaron que desde hacía dos días se percibía olor a gas en la casa.
Los agentes tomaron declaración a la empresa mercantil que gestiona el alquiler de la vivienda, que no tenía conocimiento de problemas de olores de gas y que contaba con un servicio de mantenimiento que realizaba sus funciones periódicamente.
Finalmente, los técnicos comprobaron que el tubo de evacuación de gases se encontraba obstruido por el efecto de la nidificación de las aves del entorno, que habían depositado en su interior muchas hojas, hierbas y pajas para construir su nido.
Eso provocó que los gases de la combustión del calentador no pudiesen salir al exterior y retornaran hacia atrás, provocando una acumulación altamente peligrosa de monóxido de carbono en el cuarto de calderas y en las habitaciones colindantes.