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Niñas de entre trece y dieciséis años recibieron inyecciones e implantes anticonceptivos en sus colegios, sin el conocimiento de sus padres, durante los últimos dos años, reveló hoy el diario británico "The Daily Telegraph".

Durante este período, enfermeras de colegios e institutos de educación secundaria administraron esos tratamientos hormonales hasta en 900 ocasiones, durante el descanso para comer, según los resultados de la encuesta llevada a cabo por el periódico.Sin embargo, este número podría ser mayor, ya que muchos centros afirmaron que no conservan registros de cada caso, para evitar romper la confidencialidad de la paciente.

Estas normas prohíben a las enfermeras pedir el consentimiento de los padres con antelación al tratamiento e informarles sin contar con el permiso de la alumna.Las inyecciones, aplicadas en los brazos de las niñas, tienen un período de eficacia de hasta tres meses, y el tratamiento completo evita que queden embarazadas durante un período de hasta tres años.Según los resultados de la encuesta, estos tratamientos habrían sido administrados en escuelas de las ciudades inglesas de Bristol y Peterborough, de los condados de Durham, West Midlands y Berkshire, y de la región de Northumbria.

Solo en Bristol, una de las localidades de Inglaterra con más embarazos adolescentes, las inyecciones anticonceptivas se han administrado en hasta 430 ocasiones, 19 de ellas a niñas de trece años.En Northumbria en cambio, fueron tres las menores de esa edad que recibieron el tratamiento, de un total de 329.Aunque la tasa de embarazos adolescentes en el Reino Unido ha caído a su nivel más bajo desde 1969, continúan siendo el doble que las de Francia y Alemania y cinco veces el porcentaje de Holanda.

El secretario de Estado de Sanidad británico, Dan Poulter, reconoce que el acceso a estos tratamientos es legal para jóvenes menores de dieciséis años, pero subrayó que "el profesional sanitario debe animar siempre al adolescente a hablar con sus padres sobre su salud sexual".Según Anthony Sheldon, director del Wellington College, "el coito es la relación espiritual más elevada y madura que puede existir entre dos personas".

En su opinión, "todo aquello que lo trivializa o lo convierte en algo mundano o sencillo, particularmente para la gente joven, está perjudicando su habilidad para madurar y tener una relación de pareja duradera" y "convierte las relaciones sexuales en algo ordinario, una cosa de todos los días".