Puede sonar a tópico, pero al alojamiento que les vamos a mostrar ahora se va a huir del estrés y a desconectar del mundanal ruido. Eso sí, no es un hotel al uso y para alojarse allí hay que aceptar unas normas muy concretas.
El entorno, el monasterio, el silencio y los monjes benedictinos. Todo en El Paular invita al descanso. Una hospedería con 20 habitaciones dividida en dos zonas.
Una mixta y otra solo para varones en la zona de clausura de los monjes. Pero para alojarse aquí hay que cumplir unas normas especiales.
Dentro de esas limitaciones la libertad de los huespedes es total y la mayoría de ellos son agnósticos.
Todos repiten. Para Ángel es su octava vez. Los ocho monjes que habitan en El Paular se ocupan de todo. El huesped solo tiene que descansar.