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La Policía Nacional ha desarticulado una red que pudo cometer más de 2000 estafas al traficar con teléfonos móviles. Lo hacía a traves de un amplio grupo de empleados desleales de empresas de telefonía que colaboraban en sus actividades delictivas.

La Policía Nacional, en colaboración con las fuerzas de seguridad rumanas, ha desarticulado una red que cometió más de 2.000 estafas al traficar con teléfonos móviles de gama alta. Según la Dirección General de la Policía, esta red contaba con un amplio grupo de empleados desleales en distintos tipos de empresas para la comisión de sus delitos.

Responsables de la investigación de la Comisaría General de Policía Judicial, de las Jefaturas Superiores de Policía de la Comunidad Valenciana y de Cataluña y de la Policía rumana ofrecen los detalles de la operación.

La red, dirigida por clanes familiares rumanos, defraudó tres millones de euros al traficar durante tres años con móviles de alta gama, cometiendo más de 2.000 estafas a través de la usurpación de la identidad de clientes reales de compañías españolas para, posteriormente, interceptar y revender la mercancía en connivencia con teleoperadores y repartidores.

El grupo, que tenía su base principal en Castellón, adquiría de manera fraudulenta móviles de alta gama, efectuando los cargos en las cuentas de los clientes. Tras aportar domicilios de entrega falsos o inexistentes a través de mensajeros previamente captados, desviaban la entrega para introducirla en el mercado a través de locutorios y comercios regentados por pakistaníes e hindús.

TELEOPERADORES PARA OBTENER LOS DATOS DE LOS CLIENTES

La operación ha logrado desarticular la red con un total de 57 detenciones, diez de ellas en España. Diez de los arrestados, considerado el núcleo duro de la organización criminal, se encuentran en prisión. En el proceso, el móvil sufría una devaluación del 20%, que era el margen que se repartía entre los diferentes integrantes de la organización criminal. La red contaba con empleados desleales que trabajaban como teleoperadores, principalmente de países de sudamérica, que se encargaban de obtener los datos de los clientes a cambio de una remuneración económica. La Policía ha constatado que en un caso se llegó a desembolsar por este concepto 15.000 euros.

Se hacían pasar por los legítimos titulares de las cuentas bancarias e interceptaban el móvil sin dejar rastro, enviándolos a direcciones de entrega falsas. Los repartidores percibían por su colaboración entre 50 y 70 euros. "La dificultad venía de que los clientes reales no denunciaban porque las compañías les devolvía el dinero", ha explicado Pilar Alvarez, jefa de la Brigada de Delincuencia Especializada.

La mayoría de los teleoperadores eran captados de forma aleatoria a través de la red social Facebook. Los cabecillas del clan familiar rumano ofrecían sumas de dinero a los trabajadores de los 'call center' y planeaban extenderse a Francia.

57 DETENIDOS, 10 DE ELLOS EN ESPAÑA

Los investigadores de la 'operación Transporter' han detectado más de 2.000 estafas desde septiembre de 2016 con un perjuicio económico que supera los tres millones de euros. Han sido detenidas 57 personas de 13 nacionalidades diferentes, tres de ellas en Rumanía y el resto en Madrid, Valencia, Aragón, Cataluña, Murcia y Andalucía. Los tres miembros principales de la organización fueron arrestados en Rumanía en una operación conjunta.

Se han realizado 17 entradas y registros, cuatro en la Comunidad Valenciana, siete en Madrid, dos en Teruel y cuatro en Rumanía. La Policía se incautado de 30.000 euros en efectivo, 130 teléfonos de alta gama de distintas marcas, 21 tablets, tres televisores, siete portátiles, 587 tarjetas SIM, dos videoconsolas, 23 dispositivos de almacenamiento, una plastificadora, una guillotina y 25 cuadernos con datos personales obtenidos de manera fraudulenta.