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Este fin de semana entramos de lleno en el horario de invierno, una situación que se repite todos los años en octubre y que da lugar a un debate sobre si el retraso de una hora en las manecillas requiere también un ajuste en nuestro reloj biológico. Expertos consultados por Efe aseguran que sí, aunque reconocen que los efectos que se producen en el organismo son mínimos.

A las 03:00 de la madrugada del domingo los relojes deberán marcar las 02:00, una medida que obliga a todos los países de la Unión Europea con el objetivo de ahorrar energía y que puede afectar al ser humano. "Tenemos que ajustar nuestro reloj biológico al cambio horario", asegura a Efe Ricardo Martínez Murillo, vicedirector del Instituto Cajal, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

La adopción del nuevo horario conlleva una modificación en las horas de luz que, aunque pequeña, no pasa desapercibida para el cerebro humano, que tiene la necesidad de atender a los cambios para llevar a cabo su función normal. Mediante la retina el cerebro detecta los cambios en las horas de luz y de oscuridad, lo que conlleva una comunicación con el hipotálamo, la estructura cerebral que regula el ciclo sueño/vigilia.

A través de esa conexión se produce un balance hormonal, una subida o bajada de hormonas como la melatonina que afecta principalmente al sueño. Pero también se pueden producir cambios en la serotonina, la sustancia química responsable de mantener en equilibrio nuestro estado de ánimo. La adaptación puede durar un fin de semana o a lo sumo una semana, asegura este investigador.

Hay personas que son más sensibles que otras al cambio horario. El consejo de este experto es que aquellas que a lo largo de los años han percibido una alteración en su adaptación es que durante el fin de semana permanezcan tranquilas en casa. Este investigador ha insistido en que la afectación es escasa y en algunos casos es "más bien psicológica".

En el mismo, el doctor José Polo, vicepresidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), ha explicado a Efe que "parece que el cambio horario afecta a los ritmos circadianos y nos afecta a todos un poco en los hábitos de vida, especialmente a los ancianos y niños".

Adaptarnos al nuevo horario lleva un tiempo, el que necesitamos para ajustar nuestro reloj biológico, que es el que hace que cuando se acerca el mediodía, comencemos a sentir hambre y que al caer la noche empecemos a tener sueño. "Unos días" son suficientes para llevar a cabo la adaptación, ha asegurado el doctor Polo.

Pero los efectos en el organismo no solo los provoca el cambio horario, sino también el cambio de estación. En otoño son más frecuentes las recaídas en el ánimo. ¿Qué hacer?. Relajarse y acostumbrarse a los cambios y en caso extremo de que persistan acudir al médico. Los expertos coinciden en que este cambio horario es menos problemático y afecta menos que el de verano, en el que la diferencia con la hora solar es mayor.