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El uso de sistemas de asistencia ventricular de larga duración, conocidos como 'corazones artificiales' parciales, ya son una realidad en España como alternativa al trasplante en determinados pacientes con insuficiencia cardiaca, tanto como terapia puente como de por vida, después de que en dos años se hayan implantado en 26 pacientes. "Ayudan o sustituyen la función del corazón y permiten tratar al paciente de forma prolongada", según ha destacado Jacobo Silva, jefe de Cirugía Cardiaca del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) de Oviedo y presidente de la Sociedad Española de Cirugía Torácica Cardiovascular (SECTV) durante su XXIII Congreso que se celebra estos días en Madrid.

La última generación de estos dispositivos son totalmente 'intracorpóreos', se colocan en el interior del tórax y se conectan al corazón para que bombee la sangre desde el lado izquierdo hacia la aorta, con un gasto cardiaco (volumen de sangre expulsada por el ventrículo) de hasta 8-10 litros por minuto.

La bomba de flujo continuo de este dispositivo funciona gracias a un pequeño 'ordenador' externo que el paciente lleva consigo, conectados entre sí mediante un pequeño cable de unos 40 centímetros que sale fuera del cuerpo por debajo del ombligo.

CADA BATERIA DURA ENTRE 8 Y 12 HORAS

Dicha computadora sirve para monitorizar la función cardiaca e incorpora dos baterías eléctricas con una autonomía de entre 8 y 12 horas cada una, que pueden cargarse en casa o desde el coche. Además, cada paciente recibe un equipo y dos baterías de más para una mayor seguridad.

Salvo fallo mecánico, la mayoría de estos dispositivos tienen una vida estimada de más de 10 años (un paciente de Nueva Zelanda lleva ocho años y medio con uno de ellos), no hay riesgo de rechazo y hay menos complicaciones que con un trasplante, dado que los pacientes deben seguir un tratamiento inmunosupresor de por vida,según ha añadido Santiago Serrano, cirujano cardiovascular del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid). "Además, la operación tarda alrededor de dos horas y se hace haciendo dos toracotomías pequeñas --una en la parte baja del pecho, donde está la punta del corazón y otra al lado del cuello, donde está la aorta--, lo que hace que sea una cirugía mínimamente invasiva", ha explicado este experto.

Su centro es uno de los nueve centros que ya han implantado estos dispositivos en España, junto con el Ramón y Cajal de Madrid, el Hospital de Bellvitge de Barcelona, la Clínica Universitaria de Navarra, el Hospital La Fe de Valencia, el Virgen de la Arrixaca de Murcia, el Hospital Clínico de Salamanca, el Clínico de Valladolid y el Hospital Universitario de A Coruña.

CUESTA ALREDEDOR DE 100.000 EUROS

Con un coste de alrededor de 90.000-100.000 euros, de momento su uso está indicado y financiado en el Sistema Nacional de Salud (SNS) para aquellos casos graves de insuficiencia cardiaca que no pueden someterse a un trasplante --pacientes con cáncer o de edad muy avanzada-- o bien como terapia puente en aquellos que están a la espera de un trasplante.

En España todavía no se han implantado en muchos pacientes gracias al "buen funcionamiento" del sistema de trasplantes pero en otros países como Alemania son más habituales, explica Silva, que estima que ya se han implantado alrededor de 1.500 dispositivos en Europa.

No obstante, ambos expertos destacan su potencial ya que el número de donantes y trasplantes se mantiene en España (unos 250-300 al año) pero hay "mayor demanda" como consecuencia del progresivo envejecimiento de la población y una mayor supervivencia tras un infarto o de pacientes con cardiopatías congénitas.

"La insuficiencia cardiaca es la primera causa de muerte por enfermedad del mundo, y aproximadamente un 30 por ciento de los pacientes que recibieron un trasplante de corazón en España podrían beneficiarse de estos dispositivos", ha asegurado Silva, que no cree que sea "mucho más caro" que un trasplante, dado que no requiere tanta logística ni un seguimiento posterior tan exhaustivo.

MAS SEGUROS QUE LOS CORAZONES ARTIFICIALES TOTALES

Además, creen que estos dispositivos son más seguros que los corazones artificiales totales que se están probando en otros países, ya que estos sustituyen el órgano enfermo y obliga extirparlo.

El presidente de la SECTV confía en que en los próximos años se vayan mejorando estos dispositivos para hacerlos más pequeños y mejorar la carga de las baterías, para que tanto ésta como la transmisión de información sea por cable, lo que permitirá a los pacientes mejorar su autonomía. "Es como tener un niño colgado de un kilo y medio. Tiene sus servidumbres, pero puedes hacer vida prácticamente normal", ha destacado Juan, un paciente de 65 años al que se le implantó hace dos meses uno de estos dispositivos porque presentaba una insuficiencia cardiaca avanzada y todavía estaba a la espera de un trasplante.

Uno de los principales inconvenientes que relata este paciente es el hecho de que el cable sea algo corto, pero reconoce que ni le tira ni le molesta al dormir. Asimismo, admite que también es fácil acostumbrarse al hecho de tener que cargar a diario las baterías.