China dio hoy un paso más en su carrera espacial con el lanzamiento de su segundo laboratorio, el Tiangong-2, un paso crucial para que el país establezca una estación permanente alrededor de la Tierra hacia 2022.
Como estaba previsto, el Tiangong-2 (Palacio Celestial, en chino mandarín) fue lanzado con éxito a las 22.04 (14.04 GMT) del jueves desde el centro de lanzamiento de Jiuquan, en el desierto del Gobi (a unos 1.600 kilómetros de Pekín).
"El Tiangong-2 funciona con normalidad (...) La operación ha sido un auténtico éxito", aseguraron desde Jiuquan los responsables del lanzamiento, en imágenes emitidas en directo por la cadena de televisión estatal CCTV.
Tras algo menos de diez minutos el Tiangong-2 consiguió colocarse en órbita y desplegar dos paneles solares a cada lado del módulo, para establecerse primero a unos 380 kilómetros a distancia de la Tierra, si bien se prevé que más adelante se desplace a un máximo de 393 kilómetros de nuestro planeta.
El Tiangong-2 fue lanzado hoy, comienzo de los tres días del Festival del Medio Otoño de China, en un cohete Larga Marcha-2F, al que se empezó a inyectar propulsor el miércoles.
Una vez en el espacio, al laboratorio, de unos 15 metros de largo, se acoplará la nave tripulada Shenzhou-11, que será lanzada a mediados de octubre con dos astronautas a bordo.
Se espera que los astronautas, dos hombres inmersos actualmente en un intenso entrenamiento, puedan vivir acoplados al Tiangong-2 durante 30 días -un récord nacional-, en la que será la sexta misión tripulada de China tras las cinco realizadas entre 2003 y 2013.
En el laboratorio, que cuenta con dos apartados, un módulo para recursos y otro más amplio para experimentos al que se acoplará la nave tripulada, se llevarán a cabo hasta 40 proyectos.
Entre ellos, los astronautas realizarán experimentos de comunicación cuántica, mientras China empieza a recibir los datos de su primer satélite mundial de telecomunicación cuántica, el QUESS, lanzado en agosto y con el que Pekín quiere explorar el fenómeno de la teleportación.
El QUESS investiga el gran misterio científico de los cuantos entrelazados, que puede servir de base para la teleportación, respondiendo a la premisa de que, si dos partículas están entrelazadas, el cambio del estado cuántico en una de ellas debería cambiar la otra, sin importar la distancia de las partículas.
Asimismo, el laboratorio porta un reloj atómico, elaborado por científicos de Shanghái y que, según China, es el más preciso del mundo al perder sólo un segundo cada 30 millones de años.
El Tiangong-2 cuenta con numerosos avances con respecto al Tiangong-1 (entre otros dormitorio, comedor y zonas de recreo para los astronautas), aunque toma como base al primero, lanzado en 2011 y que se espera que se desintegre al entrar en la atmósfera el próximo año.
A este primer laboratorio, que marcó el primer paso de China de cara a su plan de establecer la estación espacial permanente, se acoplaron dos misiones tripuladas en 2012 y 2013 (la Shenzhou-9 y la 10).
La estación permanente (CSS, por sus siglas en inglés) se encontrará a la misma altitud que el Tiangong-2 (393 kilómetros sobre la Tierra), y China comenzará a construirla en 2017, según anunció hoy el director del programa espacial tripulado, Zhou Jianping, desde Jiuquan.
Zhou adelantó que la estación será "más eficiente económicamente y utilizará más información" que la actual Estación Espacial Internacional (IIS), en la que China no tiene permitido participar.
El Tiangong-2 servirá de "estación" experimental, examinando las funciones de mantenimiento y las capacidades de reabastecimiento de combustible para asegurar la presencia humana a largo plazo en el espacio de la futura estación.
Si los planes siguen el esquema previsto, el laboratorio será visitado el próximo año por la primera nave de reabastecimiento (Tianzhou-1), que será lanzada en un cohete Larga Marcha-7, el cual China lanzó con éxito el pasado junio y que está destinado a ser el vehículo de transporte de los módulos de la estación espacial.
China, que empezó su programa espacial solo en 1992 y se convirtió en el tercer país (tras Estados Unidos y Rusia) en enviar astronautas al espacio en 2003, tiene previsto lanzar en 2018 el módulo central de la estación, que espera que esté en servicio para 2022.
Con la exploración espacial convertida en prioridad nacional, este año la potencia asiática acumulará una cifra récord de 20 misiones espaciales, en el marco de un programa que defiende tener fines exclusivamente civiles, ante sospechas de países como EE.UU. de que persiga objetivos militares.
Además, en 2017 China lanzará la sonda lunar Chang'e 5, que tiene previsto alunizar y retornar a la Tierra con muestras lunares.
La estrella de todo este programa será el plan confirmado el pasado abril por las autoridades chinas de enviar un vehículo explorador a Marte en 2020.
El objetivo es que la nave no tripulada aterrice en Marte en 2021, coincidiendo con el centenario de la fundación del Partido Comunista de China, de forma que el país se corone con galones como potencia espacial.