Los campamentos de verano disparan el contagio de piojos entre los niños y, es de hecho agosto el mes en el que más tratamientos se venden en las farmacias para acabar con estos parásitos que en muchos casos se arrastran hasta el inicio del curso escolar. Así lo advierten los pediatras del Centro de Información de la Pediculosis, que han recomendado informarse sobre la política del campamento respecto al tratamiento y prevención de los piojos. La vocal de la Sociedad de Pediatría de Madrid Castilla La Mancha, la doctora M. José Ibarrondo, asegura que en los campamentos los niños pasan mucho tiempo juntos, en condiciones higiénicas no tan extremas como en sus casas y el riesgo de infestación es mayor. Además se tienen a compartir almohadas, gorros y toallas que facilitan el paso de los parasitos de una cabeza a otra.
Según el Centro de Información de la Pediculosis, una iniciativa de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria, las infestaciones de los campamentos pueden arrastrarse hasta el inicio del curso escolar.
La revisión de las cabezas de los niños con una liendrera ha demostrado ser el método más eficaz para detectar estos insectos. En caso de infestación hay que tratar el cabello con champús y lociones pediculicidas. Las prendas con las que ha estado en contacto la persona afectada deben lavarse a más de 50 grados y los niños y mayores del entorno deben tratarse con un producto protector, que repela los piojos y no resulte desagradable para los niños, ya que eso influye en la adherencia al tratamiento.
Por su parte, el doctor José Luis Bonal, presidente de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP), ha advertido a los padres que si su hijo tiene piojos o está en un entorno afectado por ellos "no necesitan sacarle del campamento, ya que los propios monitores pueden tratar los niños infestados con pediculicidas y proteger al resto sin ninguna consecuencia