Cumbre Mundial del Agua ante la peor sequía de las últimas décadas
La escasez hídrica se acentúa en países como Alemania o Francia y otros de la Europa más 'verde'
Londres recomienda beber agua de origen residual para abordar sequía
REDACCIÓN / AGENCIAS
"Ahora ya no es necesario vivir en una zona árida o semiárida para tener problemas con la escasez de agua". Son palabras de la analista de la Unión Africana Hafsa Malim.
Se celebra en Estocolmo la Semana Mundial del Agua, un encuentro que reúne a actores públicos y privados para debatir sobre cómo preservar este recurso, cuya escasez este verano ha afectado no solo a lugares áridos sino también a países que no habían sufrido con tanto rigor hasta ahora la falta de agua.
En agosto, este fenómeno ha provocado que, por ejemplo, en Alemania el bajo caudal del río Rin haya obstaculizado el tráfico de mercancías, o que en Francia se haya reducido forzosamente la producción eléctrica dada la dificultad para refrigerar el combustible nuclear.
Este año, además, se ha superado una "barrera planetaria" más -de las nueve que estableció el Stockholm Resilience Centre-: la relativa a la disponibilidad de agua, según ha revelado un estudio reciente liderado por la investigadora Lan Wang-Erlandsson y publicado en la revista científica Nature.
La investigación concluye que el uso de agua dulce de los humanos ha superado el límite de seguridad, una condición que "nunca habíamos experimentado", según ha explicado en la inauguración del encuentro la doctora Wang-Erlandsson.
Esta investigadora también ha señalado al agua como posible causante del aumento en las concentraciones de metano en la atmósfera.
"La alimentación es agua, la energía es agua... todo está conectado con el agua", ha agregado Wang-Erlandsson.“Vamos a experimentar el cambio climático en gran medida a través del ciclo del agua”, ha destacado la especialista Sandra Postel, fundadora del Global Water Policy Project.
“Avanzamos hacia un nuevo mundo del agua”, ha añadido, para subrayar el control de las inundaciones como “algo de lo que tendremos que ocuparnos cada vez más”, así como la reposición de las aguas subterráneas o el acceso universal a este recurso, entre los diversos temas que abordarán los expertos.
Postel ha resaltado la importancia de la lucha por preservar este recurso como una de las “tres crisis existenciales” que afronta la humanidad -junto con el cambio climático y la pérdida de biodiversidad- y ha incidido en la necesidad de dar con soluciones que atajen esos tres retos "simultáneamente".
“En 2022 el problema del agua no es aplicable solo a una determinada población”, ha señalado por su parte, quien ha lamentado que ahora “no es necesario vivir en una zona árida o semiárida para tener problemas de escasez de agua”.
Para esta experta, un asunto clave en la conferencia será determinar cómo se pueden escalar las soluciones que se han probado eficientes en diferentes países, y comprobar si de verdad se pueden adaptar a otros contextos.
Beber agua reciclada
La Agencia Medioambiental del Reino Unido (EA, en inglés) ha recomendado a la ciudadanía que sea "menos aprensiva" a la hora de beber en el futuro agua potable de origen residual, como medida para hacer frente a las sequías.
Esa es una de las recomendaciones efectuadas por el consejero delegado de la EA, James Bevan, tanto para los británicos como para el Gobierno y las compañías de agua, después de uno de los veranos más secos en la historia del país.
Según el directivo, "parte de la solución" pasa por el "reprocesamiento" de agua "derivada de tratamientos residuales" que se transforma en "agua potable totalmente segura y saludable", si bien reconoció que no "es algo que le guste a mucha gente".
Ni riegos ni lavar el coche
Su aviso llega después de que el Gobierno británico decretase el pasado 12 de agosto el estado de sequía en algunas zonas del suroeste, sur, centro y este de Inglaterra, ante la ausencia de lluvias y un prolongado periodo de altas temperaturas.
Y el pasado viernes, seis compañías de agua tenían ya en funcionamiento una orden que prohíbe el uso de mangueras para regar jardines o lavar automóviles en Gales y en el sur de Inglaterra, debido a los bajos niveles que presentan ríos y embalses.