Agentes de la Policía Nacional han desarticulado una organización criminal dedicada, presuntamente, a estafar a sus víctimas mediante la técnica del fraude telefónico conocida como vishing, con la que tuvieron unas ganancias de, al menos, un millón y medio de euros.
Un total de 15 personas han sido detenidas –Barcelona (8), Madrid (4) y Sant Adriá del Besos (3)-entre las que se encuentran los cabecillas del grupo.
Los arrestados simulaban ser empleados de telefonía para ganarse la confianza de las víctimas hasta conseguir que les facilitaran datos personales.
Ingeniería social para obtener datos personales
Las investigaciones comenzaron durante el verano de 2020, cuando surgieron numerosas denuncias por fraude en todo el territorio nacional, en las que coincidía el mismo modus operandi.
La técnica utilizada por la organización criminal para engañar a sus víctimas erala conocida como vishing, que consiste en utilizar métodos de ingeniería social para que sus víctimas faciliten datos personales sensibles, tales como credenciales bancarias.
En este caso, se hacían pasar por trabajadores de operadoras de telefonía móvil y contactaban con el supuesto cliente para ofrecerle una oferta o una rebaja en el precio de sus servicios telefónicos.
Para darle mayor verosimilitud al engaño, los criminales se hacían con todos los datos personales de sus interlocutores, así como con la información relativa a los productos que tenían contratados con su compañía telefónica, lo que hacía pensar que la organización criminal podría haber obtenido la información de trabajadores de las operadoras telefónicas que tenían acceso a los datos confidenciales de clientes.
Una vez que el delincuente se había ganado la confianza de la víctima, intentaba obtener las credenciales de su banca online para poder operar con ella de manera fraudulenta.
Víctimas, mayores de 65 años
Para ello, desvinculaba los elementos de confirmación que suelen tener los usuarios en su banca online para recuperar sus contraseñas, y vinculaban los suyos propios, de tal manera que, al cambiar la contraseña, era la organización criminal la que recibía la nueva y, por tanto, podía acceder a ella.
Un alto porcentaje de las víctimas tenía más de 65 años Una vez que accedían a la cuenta de la víctima, extraían todo el saldo de la misma mediante transferencias bancarias, disposiciones en efectivo en cajeros o transferencias mediante aplicaciones móviles.
Asimismo, con el objetivo de maximizar sus beneficios, daban de alta tarjetas de crédito, con las que realizaban compras en comercios online. Un alto porcentaje de las víctimas tenía más de 65 años, es decir, eran personas que ,al no estar tan acostumbradas a utilizar las nuevas tecnologías, eran más susceptibles de caer en el engaño .
La organización diseñó una red de “mulas” para mover y enmascarar el dinero procedente del fraude. En cuanto a los envíos de los productos que adquirían, se observó que los mismos siempre se repartían en una zona determinada del área metropolitana de Barcelona.