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Un equipo de astrónomos ha descubierto gracias a imágenes infrarrojas de la nebulosa de Orión la inesperada presencia de un "enjambre" de objetos de baja masa, lo que plantea nuevos interrogantes sobre la historia de su formación estelar.

Según explicó el Observatorio Europeo Austral (ESO) en un comunicado, gracias al instrumento HAWK-I, instalado en el telescopio VLT (Very Large Telescope) situado en Chile, se ha podido "bucear" en las profundidades del corazón de la nebulosa de Orión como nunca se había hecho. Las imágenes muestran aproximadamente diez veces más enanas marrones y objetos aislados de masa planetaria de los conocidos hasta ahora en esa nebulosa.

Esto sugiere que Orión puede estar formando, en proporción, por muchos más objetos de baja masa que otras regiones de formación estelar más cercanas y menos activas, explica el ESO.

Como afirma Amelia Bayo, miembro del equipo de investigación, es "muy importante" comprender y conocer cuántos objetos de baja masa se encuentran en Orión para poder limitar las teorías actuales sobre formación estelar. "Ahora somos conscientes de que la manera en que se forman estos objetos de muy baja masa depende de su entorno", añadió.

Antes de esta investigación, publicada en la revista "Monthly Notices of the Royal Astronomical Society", la mayor parte de los objetos encontrados tenían masas de alrededor de un cuarto de la del Sol. El descubrimiento de nuevos objetos con masas muy inferiores sugiere que el número de objetos de tamaño planetario podría ser mucho mayor de lo que se pensaba.

Aunque la tecnología para observar fácilmente estos objetos aún no existe, el futuro E-ELT (European Extremely Large Telescope, en inglés) del ESO, que comenzará sus operaciones en 2024, está diseñado para perseguirlos. "Con el E-ELT vamos a descubrir una gran cantidad de pequeños planetas del tamaño de la Tierra", aseguró el investigador principal del equipo, Holger Drass.

La nebulosa de Orión, de unos 24 años luz de tamaño, se encuentra en la constelación de Orión y desde la Tierra se percibe como una mancha borrosa en la espada de Orión gracias a la radiación ultravioleta de las numerosas estrellas calientes de su interior, que al ionizar el gas, brillan intensamente.

Su importancia radica en su relativa proximidad a la Tierra, lo que hace que sea utilizada como un laboratorio de pruebas para conocer el proceso y la historia de la formación estelar y para determinar cuántas estrellas de masas diferentes se forman.