Detenidos los responsables de una banda juvenil de Madrid en Sevilla de la que sólo se podía salir muerto
Los detenidos estaban encargados de extender la banda de Madrid a Sevilla donde captaban jóvenes manipulables y vulnerables
Los jóvenes protagonizaban enfrentamientos violentos entre bandas rivales donde utilizaban navajas y otros objetos cortantes
La Guardia Civil ha detenido a dos personas e investigado a otras seis, la mayoría menores de edad, pertenecientes a la banda juvenil violenta 'Blood' y encargados de abrir en Sevilla una delegación de la misma, que hasta ahora opera principalmente en Madrid y cuyas normas internas establecen que sólo se puede dejar de pertenecer a ella a través de la muerte.
Según explicó este jueves la Guardia Civil, a los detenidos se les imputan los delitos de pertenencia a organización criminal, amenazas, coacciones y lesiones, así como la inducción a la comisión de delitos contra las personas, contra el patrimonio y contra la salud pública.
En dos registros domiciliarios, se han intervenido armas blancas como catanas, vestimenta, simbología y documentación de la banda, objetos de procedencia ilícita y diverso material informático.
La operación se inició cuando la Guardia Civil tuvo conocimiento de una serie de enfrentamientos violentos protagonizados por jóvenes y menores de edad de bandas rivales, iniciados principalmente por los de la denominada 'Blood' durante la celebración de eventos lúdicos en la comarca del Aljarafe y en la feria de Sevilla y utilizando navajas, punzones y otros objetos cortantes.
El líder de este bloque, ubicado en la provincia sevillana, viajaba con frecuencia a Madrid donde interactuaba con los máximos líderes de la organización, tras recibir de ellos el encargo de constituir una nueva estructura en Sevilla y captar nuevos miembros, sobre todo adolescentes que fueran fácilmente manipulables y en situaciones de vulnerabilidad.
Los buscaban principalmente en centros escolares, deportivos o parques y a través de redes sociales.
PRUEBAS DE COMPROMISO
Para el ingreso en la banda, se exigía a los aspirantes superar pruebas establecidas por sus dirigentes como agredir a otros adolescentes, recibir castigos físicos como romperse los nudillos con golpes a la pared o con un calcetín lleno de piedras o cometer hurtos o robos con violencia para la financiación de la banda.
Al cumplir estas "misiones", los miembros captados pasaban de aspirantes a miembros juramentados a quienes se asignaba una posición concreta en la organización. Ésta tenía una estructura jerárquica y piramidal y una rigurosa normativa interna con un código de conducta, vestimenta y disciplina, cuyo incumplimiento exponía a castigos físicos.
El abandono voluntario era sumamente penado por la banda, que amenazaba la integridad personal del “desertor” y de sus familiares más directos, a través de amenazas de muerte, apedreamiento de domicilios e incluso disparos con armas de aire comprimido.
En las normas internas se establecía la muerte como única posibilidad de salir de la banda. Para autofinanciarse, la banda exigía, además del pago de cuotas obligatorias, el menudeo de drogas y los citados robos y hurtos con violencia.
Por otra parte, el bloque sevillano de la banda usaba las redes sociales para dar instrucciones y consignas y para la captación de nuevos miembros. En ellas difundían las agresiones cometidas, se jactaban de sus acciones violentas o exhibían armas con el objetivo de obtener mayor reconocimiento por parte de la cúpula del bloque en Madrid y para atemorizar a otras bandas.
La operación la desarrollaron agentes del Grupo de Información de la Comandancia de la Guardia Civil de Sevilla y de la Jefatura de Información. Además, se ha contado con el apoyo de especialistas informáticos y tecnológicos, y dada la peligrosidad de estos grupos juveniles violentos, con la intervención del Grupo de Reserva y Seguridad Número 6 de León (GRS-6) y de la USECIC de Madrid, así como del Servicio Cinológico.
La investigación la coordinaron la Fiscalía de Menores de Sevilla y el Juzgado de Menores número 2 de Sevilla, quien decretó el internamiento inmediato de los detenidos en un centro de internamiento de menores.
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