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La Guardia Civil ha detenido a 30 miembros de una organización internacional de contrabando de 'marcas blancas' de tabaco en una operación que contó con el apoyo de la Oficina Europea de Lucha Contra el Fraude (OLAF) y que se extendió a Rumanía y Bulgaria. En total, han sido arrestadas 42 personas, realizado 58 registros e intervenido más de un millón y medio de cajetillas por un valor que supera los seis millones de euros.

La organización estaba liderada por ciudadanos rumanos (once de los detenidos son de esta nacionalidad) y búlgaros (un detenido) y dirigida en España por un lugarteniente que actuaba como enlace y jefe de operaciones. Los investigadores han destacado el peligro para la salud pública que supone el consumo de este tipo de producto al margen de los cauces legales.

"Ninguno de los detenidos fumaba el tabaco que comercializaban", ha destacado el comandante jefe de Delincuencia Económica de la Unidad Central Operativa (UCO). En las conversaciones intervenidas se jactaban de que el tabaco de contrabando "tenía un sabor raro y el olía mal". Concretamente, comercializaron 32 marcas, entre ellas tabaco falsificado proveniente de China.

Vendían el tabaco principalmente en bazares orientales y árabes, y también directamente en domicilios privados, portando la mercancía en los maleteros de coches. La provincia más afectada ha sido Almería, seguido por Granada, Málaga, Sevilla, Cádiz, Córdoba, Lleida y Tenerife. De los 30 detenidos en España, diez eran de nacionalidad española, 14 rumanos, 13 marroquíes, uno chino y dos portugueses.

Juan Andrés Cruz, comandante de la Guardia Civil en la OLAF, ha puesto en valor en una rueda de prensa celebrada este jueves en Madrid la dificultad que representa controlar a las fábricas legales de las que sale el tabaco que se pone a la venta de forma fraudulenta. "Ocho de cada diez cajetillas de cigarrillos incautados son de marca blanca", ha comentado.

Este tipo de producto se introduce principalmente a través de los puertos, aunque también por carretera. La red desarticulada, a la que se seguía la pista desde mayo de 2016, utilizaba su infraestructura logística para transportar, además de tabaco, drogas, verdura o maquinaria. La ganancia media por cada cajetilla era de entre un euro y 1,5 euros del precio final de venta al público, que ascendía a entre 2,5 y 3 euros.