Duendes rojos formados sobre tormentas eléctricas en el sureste del Mar Egeo | THANASIS PAPATHANASIOU
(Actualizado

En la mesosfera, una región de la atmósfera que se creía carente de actividad eléctrica, se producen gigantescos destellos luminosos y breves cuyo descubrimiento, hace apenas tres décadas, sorprendió a la comunidad científica.

Dado su carácter esquivo, recibieron nombres extraídos de ‘Sueño de una noche de verano’ (Shakespeare), como duendes o elfos. Relacionados con los rayos de tormenta, pero situados decenas de kilómetros sobre las nubes, entre ellos se encuentran los fantasmas (o Ghosts, del inglés GreenisH Optical emission from Sprite Tops), unos destellos verdosos cuyo origen se atribuía al oxígeno.

Ahora, el primer estudio espectroscópico de estos eventos, publicado en la revista Nature Communications, los asocia con metales, como el hierro o el níquel, que nunca se habían incluido en los modelos ópticos de los destellos mesosféricos. Un análisis liderado por el Instituto de Astrofísica de Andalucía, centro perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas.