El modo 'manos libres' del móvil, vital para un parto de emergencia en Valencia
Tanto la madre como el bebé se encuentran en perfecto estado a la espera de recibir el alta en las próximas horas
El modo ‘manos libres’ del móvil del padre ha resultado esencial en el parto del pequeño Aimar, en Benifaio (Valencia). De esta forma los padres del pequeño han conseguido ponerse en contacto con la médica de urgencias para que les ayudase telefónicamente en el parto de Aimar.
Esther Salvador, la madre del pequeño, y este mismo, se encuentran en perfecto estado en el hospital La Ribera de Alzira (Valencia), a la espera de recibir el alta en las próximas horas.
Su marido, David Colomer, relata este miércoles que fueron quince minutos -los que duró el parto- "a tope de adrenalina" y en los que le "faltaban manos y pies" para atender a su mujer, a su hija y las indicaciones telefónicas de la médica del 112 que les asistió, la doctora Paloma Cavanillas.
Esther recuerda que estaba duchándose para ir al hospital porque había empezado a tener contracciones cuando tuvo una muy fuerte, se palpó y notó que estaba bajando la bolsa, por lo que pidió a su marido que llamara a una ambulancia.
"En ese momento había que calmarla a ella, que se tranquilizara y que fuera todo adelante", señala David, quien recuerda que a las 8.15 horas hizo la llamada al 112 y apenas un cuarto de hora después, el niño "estaba tan alegre" en sus manos.
Por su parte, la médica que les atendió, Paloma Cavanillas, recuerda que pidió al padre que pusiera el modo "manos libres" en el teléfono para oír también a la madre, y le tranquilizó saber que no era su primer parto.
"Si el primero había ido bien, con un poco de suerte este también nos iba a ir bien", asegura que pensó cuando vio que tenía que atender ella el parto porque la unidad médica del Samur estaba a quince minutos y el alumbramiento se había iniciado.
La doctora pidió al padre que preparara toallas calientes y secas mientras tranquilizaba a la madre, que se encontraba en la bañera, por lo que pidió a su marido que no la moviera del sitio.
En un momento el padre gritó que el niño había salido ya y Cavanillas recuerda que oyó al bebé llorar con un llanto "potente", que anunciaba que había nacido bien, por lo que le pidió que se lo pusiera a la madre encima y lo tapara. Y en ese momento llegaron las unidades sanitarias al domicilio, recuerda la médica.
"La unidad cortó el cordón, tomaron las constantes al bebé y a la mamá, miraron cómo iba la placenta y la media hora más de trabajo se hizo tranquilamente y se les trasladó al hospital", señala.
La médica relata ahora con serenidad los hechos, aunque reconoce que estuvo "rezando para que no pasara nada" malo; asegura que la experiencia ha sido muy gratificante, ya que a diario se enfrentan "con situaciones muy duras y difíciles" y cuando las cosas salen bien, dice, se alegran "muchísimo".
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