El 'trineo de viento' del madrileño Ramón Larramendi hace de nuevo Ciencia en tierras polares
En un proyecto de investigación ambiental y de puesta a punto de instrumentos para misiones planetarias
El vehículo se impulsa solo con unas enormes cometas y la fuerza del viento
P.O.
Tras haber realizado y culminado varios proyectos en las regiones polares del planeta el madrileño Ramón Larramendi ha regresado a Groenlandia. Afronta estos días el reto de completar en cuatro semanas un recorrido desde la costa este a la sur de esta "hermosa desolación helada" como él la califica.
Y lo hace con su 'Trineo de Viento', un tren de varias estructuras que se deslizan por el suelo helado tiradas por enormes cometas. Única fuerza que las impulsa. Los primeros días han resultado complicados con la logística, el aprendizaje del manejo de este sistema de velas por parte de la tripulación y la meteorología.
A merced del viento
Finalmente, este martes pudieron recorrer más de 50 kilómetros por el desierto blanco groenlandés, con puntas de más de 40 kilómetros por hora.
El trineo de viento sólo se detiene en caso de ausencia de viento, viento en contra o para realizar los experimentos ambientales que tiene embarcados en el proyecto SOSArtic2022. Entre los tripulantes viajan científicos y uno de los alojamientos (una tienda especialmente diseñada) funciona como laboratorio ocasional.
El vehículo polar ya ha afrontado campañas científicas anteriormente. De hecho, los sensores meteorológicos que equipan una de las sondas en Marte fue probado inicialmente en la campaña anterior de Larramendi, en la que atravesó la Antártida junto a varios investigadores.
Ahora se trata de comprobar el retroceso de la capa de hielo, el efecto del cambio climático y si se pueden detectar esas variaciones en los microorganismos que se encuentren en el hielo y en al aire. Y de nuevo, el trineo viaja un experimento que podrá viajar a Marte o incluso más allá.
Se trata del instrumento SOLID para detectar señales de vida en ambientes helados, similares a los que existen en Encelado o Europa, lunas congeladas de Júpiter y Saturno.
La Universidad Autónoma de Madrid y el Centro de Astrobiología-CSIC participan en esta aventura científica que cuenta entre sus miembros con las investigadoras Lucía Hernández y Begoña Hortal. Carlos Pitarch y Markus Tobía apuntan su experiencia como alpinistas y Juan Manuel Sotillos se encarga de la comunicación.