La Enfermería denuncia el riesgo que suponen las 'doulas' para las embarazadas
La proliferación en España de una figura denominada doula, que actúa como consejera para las embarazadas, está poniendo en riesgo la seguridad y la salud de las mujeres y de sus bebés, ha denunciado hoy el Consejo General de Enfermería.
Esta organización presentará el próximo lunes el Informe Doulas, una investigación de casi tres años realizada por un grupo multidisciplinar de expertos, compuesto por enfermeras -tanto generalistas como matronas- y juristas especialistas en Derecho Sanitario y Derecho Penal.
Se trata de una radiografía del fenómeno de las doulas en España que desvela que se trata de un negocio "muy lucrativo": el precio para que una consejera preste su "asistencia" durante el parto ronda los 1.200 euros. Los cursos para convertirse en doula llegan a costar hasta 2.000 euros, pese a que el título y el carné que se obtiene no tienen reconocimiento oficial alguno.
El informe documenta numerosas situaciones irregulares que se están dando de forma continua en la relación entre estas "falsas expertas" en la maternidad y las madres que cuentan con ellas.
Situaciones que pueden poner en riesgo la seguridad de la mujer y su hijo y que van desde casos de intrusismo profesional e invasión de competencias profesionales, a otros extremos donde las "doulas" están alentando a la participación de las mujeres en "rituales sectarios propios de sociedades subdesarrolladas y contrarios a la salud pública y al sentido común".
Entre ellos, según pormenoriza la organización colegial, figura alentar a la mujer a comer su propia placenta tras el parto, obligar al bebé a convivir con la placenta hasta que el cordón se seque pese a la putrefacción de dicho órgano o el "ritual de la despedida del útero".
El documento también detalla cómo muchos de los consejos y directrices impartidos por las "doulas" son "sesgados e interesados" y buscan únicamente el beneficio de estas "falsas expertas" y nunca el de la madre ni el del bebé. Una muestra de ello es su "esfuerzo" por convencer a las futuras madres para que entren en el paritorio con ellas y dejen fuera al padre, "robándole todo el protagonismo".
Otro ejemplo es lo que las doulas denominan la "violencia obstétrica", un argumento con el que buscan impedir que las embarazadas acudan a su profesional sanitario. El Consejo General de Enfermería alerta de que no existe norma o regulación oficial que defina esta figura, ni que delimite unas mínimas competencias o determine su formación.
Y este vacío legal, concluye la nota de prensa, ha potenciado que personas sin ningún tipo de formación sanitaria (bailarinas, monitores de esquí, cocineras, ingenieras industriales, gimnastas...) sean quienes presten una asistencia que, en caso de estar sin la supervisión de un profesional sanitario, "implica un riesgo claro y tangible contra la salud de la madre y el bebé".
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