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España está libre del primer episodio de Fiebre Hemorrágica-Crimea Congo tras finalizar hoy el periodo de seguimiento de los contactos de la enfermera contagiada cuando atendía al hombre de 62 años que murió, y que han supuesto los dos primeros casos de esta enfermedad en Europa Occidental.

Termina, así, el plazo de catorce días que establece el protocolo de vigilancia sobre esta enfermedad del Ministerio de Sanidad y finaliza la observación de las personas que estuvieron en contacto con la enfermera, que recibió el alta médica el pasado 21 de septiembre, después de que los análisis confirmaran días antes su negativo en el virus.

Hace un mes, el pasado 1 de septiembre, la consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid confirmaba los dos primeros casos de fiebre hemorrágica-Crimea Congo que se detectaban en Europa occidental.

Una enfermedad hasta entonces totalmente desconocida en España, pero endémica en África, los Balcanes, Oriente Medio y Asia y que se transmite a través del ganado o las garrapatas, o por un contacto cercano con la sangre, secreciones, órganos u otros fluidos corporales de una persona infectada.

El primer afectado fue un hombre de 62 años que falleció el pasado 25 de agosto tras ser infectado por una garrapata mientras caminaba por el campo en Ávila.

El hombre fue ingresado en un primer momento en el hospital Infanta Leonor de Madrid, donde tuvo lugar el contagio de la enfermera que lo atendió, y posteriormente trasladado al Gregorio Marañón, donde finalmente falleció.

La enfermera, por su parte, fue trasladada a la Unidad de Aislamiento de Alto Nivel del Hospital La Paz-Carlos III, donde ha permanecido hasta el pasado 18 de septiembre, cuando un primer análisis confirmaba que estaba libre del virus, y fue trasladada a planta hasta recibir el alta tres días después.

Todas las personas que mantuvieron contacto tanto con el hombre fallecido como con la enfermera contagiada han sido sometidos a un seguimiento que consistía en la medición de la temperatura dos veces al día y, en los casos de mayor riesgo, el aislamiento domiciliario.

Durante estas semanas se han descartado todos los casos sospechosos de haber contraído la enfermedad y ahora, al finalizar el plazo de dos semanas que establece el protocolo, se puede dar por terminado este episodio.

El virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo lleva años circulando en España, pero hasta ahora nunca se había producido la transmisión de la enfermedad a las personas.

Lo normal es que cuando una garrapata infectada por el virus de Crimea-Congo contagie a un humano, éste sólo desarrolle un cuadro clínico en un porcentaje pequeño de los casos y de manera leve.

Sólo en un porcentaje muy escaso de los afectados se desarrollan complicaciones por la bajada de las plaquetas que hacen que la sangre no coagule y por la inflamación del hígado.

Esto puede llevar al individuo a tener sangrados, fallos de otros órganos y conducir a su muerte.

Hace justo un mes, la muerte del hombre tras la picadura de una garrapata y el contagio de la enfermera hizo saltar todas las alarmas sobre esta enfermedad y plantear numerosas dudas debido a su desconocimiento.

Las fiebres hemorrágicas virales (FHV) son un grupo de patologías que pueden llegar a ser mortales y que están causadas por virus de diferentes familias: arenavirus, filovirus, bunyavirus (responsable de la Fiebre Hemorrágica de Crimea-Congo) togavirus y flavivirus.

Estos virus viven en algunos animales o insectos -denominados vectores- (mosquitos, garrapatas y roedores) que son los responsables de la transmisión a los humanos y, posteriormente puede producir el contagio entre personas.

El virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) causa brotes graves de fiebre hemorrágica viral, su tasa de letalidad puede llegar al 40 por ciento y su transmisión se produce, principalmente por picadura de garrapata.

No existe vacuna y la transmisión de persona a persona, puede producirse por contacto directo con el enfermo o con sus fluidos biológicos, o indirectamente por contagio a través de objetos contaminados.

Los síntomas comienzan de manera súbita, en forma de fiebre, dolor muscular, mareo, dolor y rigidez de cuello, lumbago, cefalea, irritación de los ojos y fotofobia.

Puede haber náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y de garganta al principio, seguidos de bruscos cambios de humor y confusión.

Normalmente hay signos de hepatitis, y los pacientes muy graves pueden sufrir un rápido deterioro renal, o insuficiencia hepática o pulmonar repentina.

Desde el Carlos III explican que la entrada de uno de estos virus en España era "impensable hace algún tiempo" pero que hoy es "un riesgo cotidiano que requiere una especial atención y vigilancia", debido al aumento de los viajes internacionales y al riesgo de importar los animales infectados, particularmente mosquitos y roedores.

Las personas con mayor riesgo de infección secundaria son las que están en un contacto más estrecho con los infectados, aportándoles cuidados médicos o de enfermería, y los trabajadores de laboratorio que manejan la sangre, tejidos u otras muestras de las personas infectadas.