Europa, a punto de aumentar las exigencias de calidad del aire en las ciudades
Antes de que finalice febrero la Unión Europea tiene previsto aprobar la nueva directiva
Las recomendaciones de la OMS son aún más restrictivas que las de Bruselas
La actual directiva europea de calidad del aire es de 2008 y en estos 16 años se ha avanzado mucho en muchas ciudades europeas, pero lo cierto es que a pesar de ello los propios datos de la UE son demoledores.
Según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA)la mala calidad del aire, especialmente en las zonas urbanas, es responsable de que al menos 238.000 personas fallecieron prematuramente en la UE en 2020 debido a la exposición a la contaminación por PM 2.5 por encima del nivel orientativo de la OMS de 5 µg/m³. La contaminación por dióxido de nitrógeno causó en la UE 49.000 muertes prematuras y la exposición al ozono, 24.000 fallecimientos.
En España se registran más de 33.000 muertes anuales se relacionan con la contaminación atmosférica, según datos de la AEMA. Y la última publicación del Consejo de Europa establece en 300.000 las personas muertas prematuramente, datos de diciembre de 2023.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), basándose en la evidencia científica, ha determinado que los límites a los tóxicos presentes en el aire que respiramos no consiguen reducir esta cifra de fallecimientos. Por ello propuso una revisión y publicó en 2021 las nuevas recomendaciones que deberían adoptar los estados.
Casi tres años más tarde, la Unión Europea tiene previsto aprobar este mes de febrero una actualización de la normativa que reducirá aún más los contaminantes pero sin llegar a los límites establecidos por la OMS.
La propuesta de nueva directiva rebaja a la mitad el límite de emisiones de partículas contaminantes microscópicas (PM 2,5 y PM 10) y de dióxido de nitrógeno (NO2). En cambio, para el ozono (O3), no se ha variado el umbral de protección para la salud.
Este martes Ecologistas en Acción ha mostrado su preocupación por la rebaja de los niveles de contaminantes previstos por la Unión Europea y que siguen siendo, en algún caso, hasta cuatro veces superiores a las recomendaciones de la OMS.
A esto se suma, afirman, "la inacción o los pasos atrás en materia de mejora de la calidad del aire". Citan el retraso o incumplimiento de muchas ciudades en poner en marcha zonas de bajas emisiones, el desmantelamiento de carriles ciclistas o la apertura al tráfico de zonas antes peatonales.
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