Familiares y amigos han despedido esta tarde en Alzira, con una cerrada ovación y en una emotiva homilía, a Adrián Hinojosa, el niño valenciano enfermo de cáncer que quería ser torero y que falleció la tarde de ayer.
A las puertas de la parroquia de Santa Catalina, y con visibles muestras de dolor de amigos y familiares, partía poco después de las cinco de la tarde el coche fúnebre que ha traslado los restos de Adrián hasta el cementerio Municipal de Alzira.
Previamente y con la iglesia más importante y de mayores dimensiones de la ciudad abarrotada, el párroco Enrique Masiá ha asegurado durante la homilía que "Adrián vive, ha resucitado después de haber luchado por la vida contra una enfermedad terrible, y quería ser muchas cosas, hasta torero".
Masiá ha señalado que "la muerte de un niño no tiene sentido", y ha emplazado a los presentes a "encontrarnos un día con él en la plaza de toros del cielo".
El caso de Hinojosa saltó a la palestra el pasado mes de octubre a raíz de las amenazas de muerte que recibió a través de las redes sociales desde sectores antitaurinos.
La polémica comenzó después de que el niñó hiciese el paseíllo y saliese a hombros de la plaza de toros de Valencia, donde se celebró un festival benéfico en favor de la Fundación Oncohematología Infantil.
Unos días después una mujer deseó la muerte a Adrián, que padecía Sarcoma de Ewing, por "querer curarse para matar herbívoros inocentes y sanos que también quieren vivir" y se multiplicaron los mensajes a favor y en contra en redes sociales.