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Los principales arquetipos de los relatos de terror -fantasma, vampiro, zombi, monstruo de las pesadillas y alienígena- se han "actualizado en entornos reconocibles y tecnológicos" en los relatos del madrileño Manuel Jesús Zamora, filósofo de formación y autor de una "Guía de supervivencia" contra vampiros.

Bajo el título "Cuatro cuentos de terror y un relato abominable", Zamora ha reunido estas historias "actuales" con los protagonistas del terror de siempre para la editorial SM, por lo que ha dicho a Efe que al ser esta editorial "un referente de la literatura juvenil en España, y de tanta solera en el ambiente formativo estudiantil por ser sus libros de prescripción escolar, supone una cierta responsabilidad".

No obstante, aunque se trata de relatos pensados para jóvenes pueden ser leídos por lectores de cualquier edad "a partir de los catorce años", ha matizado Manuel Jesús Zamora Bonilla (Madrid, 1963).

Sobre la "actualización" de los protagonistas del terror de siempre ha asegurado que "hay veces que lo moderno es regresar a los orígenes y traerlos a nuestros días" sobre todo cuando "de un tiempo a esta parte -por no decir, directamente, desde la famosa saga 'Crepúsculo'-, el vampiro se ha ido volviendo demasiado blandito, casi irreconocible, al ir perdiendo progresivamente su maligna esencia de ultratumba".

"Las nuevas generaciones de lectores se están encontrando con unos mitos descafeinados que poco o nada tienen que ver con lo que estos eran en sus inicios".

El éxito del zombi en los últimos años lo ha explicado Zamora en que se trata de una "metáfora de la sociedad consumista actual: una masa descerebrada de ciudadanos muertos pero andantes, que van todos a una, sin pensar de manera individual sino colectiva, infectados por un mismo virus, con ansias locas de devorar el cerebro sano a los pocos que quedan con vida, a los diferentes a ellos, para convertirlos también en zombis..."

Y ha destacado "lo contracultural y hasta revolucionario que hay en esos pequeños grupos humanos que resisten sin infectarse por la mayoría zombificada", y ha alabado "su afán por no sucumbir a ella, perdiendo ya no sólo la vida, sino la identidad".

Zamora ha considerado "educativos" los relatos de terror porque en ellos "alguien normal y corriente se enfrenta a una amenaza terrorífica que lo supera, pero con perseverancia, esfuerzo, entereza y algo de astucia logra sobreponerse".

El autor ha escrito estos relatos "para divertir", lo que ha explicado: "Nos divierte pasarlo mal con las obras de ficción por el alivio que nos provoca saber que ese terror no es real".

"El terror ficticio, el narrado en un libro o secuenciado en una película divierte por la distancia de la que nos encontramos de él y por saber que el pánico de la joven a la que persiguen con una sierra mecánica jamás existió... La suma de estos factores genera un gran alivio".

Las referencias "a la hora de construir las historias no han sido sólo literarias, también cinematográficas, televisivas, del mundo del cómic y del videojuego", es como si "el monstruo romántico se hubiera sumergido en el caldero de la cultura pop contemporánea de la era digital".

El popular programa "Cuarto Milenio", el argumento de "La guerra de los mundos", el filme de 1951 "Ultimátum a la Tierra" y los extraterrestres "Kang y Kodos" de la serie de los dibujos animados de "Los Simpson", también inspiran estas historias, alguna de las cuales no está exenta de humor.

Es el caso de la protagonizada por "alienígenas devoradores de seres humanos", cuya acción "arranca durante la emisión de 'La Noche Misteriosa', un programa de televisión de temática ovni donde el público asistente comienza a desaparecer de manera inquietante".

Otro relato se centra en los consabidos "monstruos que aparecen en las pesadillas" aunque su protagonista es "un niño que deberá ser tratado mediante hipnosis por un peculiar doctor en Psicología para librarse de estos malos sueños".