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Cientos de personas despidieron hoy a la cantante Chavela Vargas en la emblemática Plaza Garibaldi, en el centro histórico de la capital mexicana, con flores, lágrimas de emoción y música, en el primer homenaje organizado tras su fallecimiento. "La siento como si fuera un familiar mío; la quería mucho y sus canciones le llegan a todo el pueblo mexicano. Aunque no fuera de aquí la sentíamos como si lo fuera", aseguró a Efe Guadalupe Palma, una admiradora de 64 años, casi sin poder hablar por el llanto.

Su sentir era hoy el de cientos de mexicanos que acudieron a darle el último adiós a la artista fallecida ayer a los 93 años de edad, en un emotivo acto en Garibaldi, emplazamiento conocido como centro de diversión nocturna, siempre lleno de mariachis, y por acoger a artistas, entre ellos a Chavela en varias ocasiones.

"VIVA CHAVELA"

Tras varias horas de espera, la euforia entre los asistentes se desató con la llegada de los restos mortales de la cantante en medio de aplausos y gritos de "Viva Chavela" o "Chavela, te queremos", y con exigencia del público para que los camarógrafos y fotógrafos dejasen espacio alrededor del féretro a los mariachis que abrieron el acto. Instalado bajo una carpa en la que se colocaron las numerosas coronas de flores que recibió la artista, el féretro estuvo cubierto con un poncho a rayas azules y blancas con borde rojo en recuerdo a la prenda que Chavela acostumbraba usar. No en vano, además de "La Chamana", Vargas recibió el sobrenombre de "La dama del poncho rojo".

La lluvia, que se desató en el mismo momento en que se inauguró la despedida en torno a las 19.00 horas (24.00 GMT), no impidió a los asistentes disfrutar de emblemáticas canciones de Chavela como "La Llorona" y "Qué bonito amor", interpretadas durante la primera parte del homenaje musical por los mariachis de la Guardia Nacional del Gobierno de Ciudad de México.

Poco a poco, los admiradores de la cantante, algunos provistos de flores y muchos visiblemente emocionados, fueron pasando junto al féretro para darle su último adiós después de haber estado esperando más de tres horas bajo el sol, que a primera hora de la tarde lucía en la capital mexicana antes del brusco cambio de tiempo que acostumbra sufrir México en esta época del año. "Tres horas de espera han valido la pena. Me da mucho pesar que se haya ido; ya era grande, pero es que cantaba con tanto sentimiento. Nunca la olvidaremos", aseguró a Efe con lágrimas en los ojos Antonia Sánchez, de 63 años, tras pasar por la capilla ardiente.

"CHAVELA VIVE EN NUESTRO CORAZÓN"

Durante el homenaje se pudieron escuchar numerosas consignas espontáneas, reflejo del entusiasmo que reinó en el ambiente durante toda la tarde, entre ellas "Chavela vive en nuestro corazón", "Chavela es México" o "Se va tu cuerpo pero tú te quedas, Chavela"."Chavela ha hecho que aprenda a no quitar el dedo del renglón, que sea fuerte ante mis decisiones, y las letras de sus canciones me han enseñado a ver la vida de otra manera", aseguró Nayeli, estudiante de 25 años, provista con un ramo de rosas rojas a la espera de pasar a la capilla.

La periodista Vanessa Bauche abrió la segunda parte del acto al leer un poema de Carlos Mapes que dio paso a un concierto homenaje de la mano de las cantantes Lila Downs, Eugenia León y Tania Libertad, quienes interpretaron acompañadas de mariachis canciones tan conocidas como "Flor de Azalea", "Volver, volver" o "Un mundo raro".

Al acto, que se pudo seguir a través de una pantalla gigante instalada en la plaza, también asistieron personalidades de la cultura y la política como el jefe de Gobierno de Ciudad de México, Marcelo Ebrard, y la secretaria de Cultura de la capital, Nina Serratos, quien además tuvo palabras de recuerdo para la cantante. "Su forma de vivir, en el extremo del gozo y el placer, y su aprecio por las formas de vida, sentó precedente. Con Chavela Vargas surge una era, una forma de estar en el mundo", aseguró Serratos.

Tras el homenaje, que se prolongó hasta bien entrada la noche, el féretro fue llevado hasta las instalaciones de una funeraria para reposar allí hasta mañana, cuando está previsto que sea trasladado hasta el Palacio de Bellas Artes, emplazamiento que abrirá sus puertas para que miles de mexicanos puedan seguir despidiéndola. Posteriormente, el cuerpo será incinerado y sus cenizas esparcidas en el cerro del Calchi, cerca de Tepoztlán, en el central estado de Cuernavaca, donde la cantante pasó los últimos años de su vida.