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Fumar no solo aumenta el riesgo de desarrollar artritis reumatoide, una enfermedad crónica que afecta a más de 250.000 personas en España y de la que cada año se producen unos 20.000 nuevos casos, sino que también puede influir en un peor pronóstico.

Según las conclusiones de un estudio realizado por el Hospital Clínic de Barcelona, el tabaquismo es responsable directo de que los afectados por artritis reumatoide respondan peor a los tratamientos específicos y de una mayor destrucción articular.

Una de las principales conclusiones extraídas ha sido que ser "paciente con artritis reumatoide de reciente inicio y ser fumador activo era un factor de riesgo independiente para presentar una mayor destrucción articular al cabo de dos años de seguimiento".

En opinión de una de las co-autoras de la investigación, la doctora Virginia Ruiz-Esquide, de la Unidad de Artritis del Servicio de Reumatología del Clínic, "si un paciente con artritis reumatoide continúa fumando, su enfermedad puede evolucionar de forma más desfavorable. Por eso, se debe insistir en que abandone este hábito".

Investigaciones recientes ya habían puesto de manifiesto que el consumo de tabaco disminuye la eficacia de algunas terapias antirreumáticas e incluso de los tratamientos biológicos, no obstante, según esta doctora, existían todavía algunas dudas acerca de su efecto concreto sobre la actividad de la enfermedad, la incapacidad y la gravedad de la destrucción articular.

Según los resultados del trabajo, en el que participaron 158 pacientes con artritis reumatoide de reciente comienzo y que fueron seguidos por un período de dos años, no hubo diferencias en cuanto a la actividad de la enfermedad ni la presencia de incapacidad entre aquellos que fumaban y los que no lo hacían. Sin embargo, se observó que aquellos pacientes que eran fumadores activos presentaron un mayor aumento de destrucción articular al cabo de uno y dos años de seguimiento.