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El torero mexicano, Ignacio Garibay fue alcanzado ayer por su segundo toro en el decimotercer festejo de la Feria de San Isidro, en la Plaza de las Ventas. Se trataba de un toro de 672 kilos, el más grande en lo que va de Feria. Desde su cama del hospital, el diestro mexicano ha reconocido que cuando lo vió salir en la Plaza le impresionó, pero que a pesar de ello "Madrid, es Madrid, y en esta feria hay que darlo todo hasta el final".

Y asi fue, después del susto, vino la cornada de 25 centímetros, con orificio de salida y pronóstico grave. A pesar de ello, Ignacio Garibay decididó continuar en el ruedo hasta matar al gigante. Reconoce que venir a Madrid supone un hito en la carrera de cualquier diestro, y que sintió la necesidad de dejar en la plaza un buen sabor, y de llevarse el mismo un buen recuerdo.

Hoy se repone en el hospital, donde ha pasado la noche sin fiebre y donde quiere ser buen enfermo para volver cuanto antes a los ruedos.