La localidad agrícola oscense de Grañén, donde ha recaído hoy el "Gordo más gordo de la historia", ya se llevó el premio máximo de la Lotería Nacional hace 50 años y le tocó a la familia del marido de la actual lotera del pueblo.
Fortunato Oriol, marido de María Pilar Azagra, encargada de la única Administración de Loterías de Grañén, la número uno, ha dicho a Efe que el "Gordo" (el número 19936) le tocó en el año 1963 a sus padres, cuando él apenas tenía diez años de edad.
"Vinimos a Grañén desde Rubielos de la Cérida (un pueblo de la Comarca del Jiloca, a 78 kilómetros al norte de Teruel) y mis padres montaron un bar en septiembre de 1963 y en diciembre les tocó la lotería", ha explicado Oriol.
Oriol dice que sus padres jugaron 25 pesetas y les tocaron 186.000 (1.117 euros actuales).
"El traspaso del bar les había costado 200.000 pesetas con lo que pudieron pagarlo casi en su totalidad con el premio de la lotería", ha explicado.
El bar "funcionó durante muchos años", pero luego se traspasó y finalmente se construyó un hotel en el solar que ocupaba.
La suerte ha llamado dos veces a Oriol, primero a sus padres, y ahora a la administración regentada por su mujer, pero se lamenta de que ninguno de los dos tenía décimos del número premiado.
"Recorro los pueblos de la comarca entregando décimos, pero no me quedé con ninguno de ellos", ha explicado Oriol, que cuenta que un establecimiento al que suele llevar lotería, cuando mostró el número hoy premiado (el 58.268) sus clientes lo rechazaron y le pidieron que les diera uno terminado en cinco.
Hace 50 años la Administración de Loterías de Grañén no era la número uno de hoy en día, sino la número dos, regentada por Paquita Otín, según cuentan las crónicas del año 1963.
Al igual a como ha ocurrido ahora, el "Gordo" estuvo muy repartido entre los vecinos de la localidad.
Una serie, por ejemplo, fue adquirida por el jefe de la sucursal de almacenes Barluenga y distribuyó participaciones de 25, 50 y 100 pesetas entre los empleados, familiares y amigos, y media serie fue distribuida en el vecino pueblo de Sosa.
Los propietarios del bar Avenida jugaban 200 pesetas del "Gordo" y tres vecinos del cercano pueblo de Almuniente también resultaron agraciados, lo mismo que el "cafetero" de Grañén, el contable de la fábrica de harina o el auxiliar de laboratorios de Obras Públicas.