Imagen de la campaña de Greenpeace |
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La organización ecologista Greenpeace ha lanzado una campaña con el lema "Debería ser invierno" y "Es solo el principio", para concienciar respecto a las "anómalas" temperaturas" que se registran en múltiples lugares con relación al mes de marzo.

La campaña muestra imágenes de los 31 grados marcados por un termómetro urbano de Sevilla capital o de jóvenes tomando el sol en los jardines de Chapina, para así avisar de la "crisis climática" implícita en el "calor en invierno" y la necesidad de "mitigar" esta situación con una respuesta "urgente y más ambiciosa que la actual".

"Debería ser invierno", lema de la campaña de Greenpeace en Sevilla | Greenpeace

"Aún en invierno, se están alcanzando temperaturas anómalas en zonas como Sevilla, que alcanzaba los 31 grados, diez grados por encima de los normales en esta época del año, o Madrid, que ha registrado una temperatura de 26, más propia de meses de primavera o verano", indica Greenpeace, recordando además que este último enero "ha sido el más cálido jamás registrado en el planeta" y "la media de temperatura de febrero en España se ha situado tres grados por encima de la media de ese mes en el periodo comprendido entre 1981 y 2010".

En paralelo, la temperatura de la región mediterránea ha aumentado ya 1,5 grados respecto a los niveles preindustriales, "lo que supone que el calentamiento en esta cuenca es un 20 por ciento más intenso que en la media del planeta". "Temperaturas más elevadas, como las de estos días, sequías e incendios más virulentos son algunos de los impactos a los que se enfrenta España si no se toman medidas", advierte el colectivo.

Por eso, Greenpeace recuerda al Gobierno que la crisis climática también necesita una "respuesta urgente y firme", alineada con la ciencia, para evitar los peores impactos del cambio climático. "El actual objetivo de reducción de emisiones no es suficiente para asegurar que no se superen 1,5 grados las temperaturas globales. Para contribuir al esfuerzo mundial, España se debería comprometer a una reducción de las emisiones de CO2 del 55 por ciento para 2030 con respecto a 1990 y alcanzar el cero neto en 2040", defiende Greenpeace.