Hacer pausas para tomarse un café nos hace más productivos en el trabajo
Y los momentos de descanso compartidos ayudan a mejorar el clima laboral
Viktoria Atkinson es una química y divulgadora científica que reconoce que le gusta el café. Pero más allá de esto ha tratado de reflexionar sobre los beneficios que aporta parar un poco para tomarse alguno durante la jornada laboral.
La pausa para el café ha resultado ser una manera de ser más productivo en el trabajo. Al menos para Viktoria, que lo ha plasmado en la publicación Chemistry World recogido a su vez por la revista Nature
"En mi antiguo departamento, había mucha gente que consideraba que las pausas para el café eran una pérdida de tiempo; gente que pensaba que tomarse un momento fuera del laboratorio significaba una falta de dedicación a la investigación. Pero, desde el comienzo de mi tiempo en el laboratorio hasta ahora, años después de dejarlo, he descubierto que estas pausas del trabajo son uno de los usos más productivos de mi tiempo", afirma Atkinson.
PARAR, APRENDER, EMPATIZAR
Resulta que en las pausas para el café se puede aprender más sobre tú labor, sobre el equipo con el que colaboras y sobre las particularidades de tu propio departamento que de ninguna otra manera. "Comencé a captar los pequeños fragmentos de conocimiento que hacen que el trabajo de laboratorio sea más rápido y fácil: ¡el tipo de consejos e información que nunca encontrarías en un artículo o en un manual departamental!", explica esta egresada de la Universidad de Oxford.
El rato del café puede resultar una buena manera de empatizar si acabas de llegar a un nuevo empleo o tienes que enfrentar un nuevo proyecto. Es el momento de preguntar sin molestar en medio de la tarea que cada uno esté llevando a cabo. Es algo realmente productivo porque estás 'trabajando' pero sin distraer a tus compañeros.
"Lejos de ser tiempo perdido, estaba acumulando conocimientos para convertirme en un mejor químico práctico", dice esta investigadora volcada ahora en la divulgación científica.
Y añade: "Como grupo, compartimos nuestros problemas de química en esos momentos. Todos conocíamos los proyectos de los demás y, más de una vez, una sugerencia durante el café condujo a un avance importante".
Este tiempo para parar un rato, tomarse un café (o lo que sea) es recomendable, dice Atkinson, incluso para compartir un rato entre jefes y subordinados.
"Las quejas sobre este equipo o sobre esa persona que era un desastre (murmuradas sin dirigirse a nadie en particular mientras nos sentábamos a tomar un café) eran un excelente indicador de los problemas que requerían mi atención", recuerda esta investigadora de los tiempos en los que le tocó lidiar con la responsabilidad del laboratorio.
Su última reflexión tiene que ver más que con el café con el tiempo dedicado a parar, a alejarse de la tarea, de sus complejidades. "De todos los beneficios de parar a tomar un café, creo que el más valioso es el descanso en sí (...) tomarme un momento para alejarme de cualquier problema con el que estuviera luchando, ya fuera para quejarme de las deficiencias de química con mis amigos o simplemente ignorarlo por completo durante media hora. Por lo general, al regresar después, el problema no parecía tan insuperable (...) el descanso impulsó un aumento en la productividad".
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