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El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, planea modificar los límites de velocidad en las carreteras, de manera que las vías rápidas aumente a 130 kilómetros por hora y en las carreteras secundarias descienda a 90 y 70, según el ancho de la calzada.

Así lo aseguró el propio ministro esta semana en una reunión interna del Partido Popular, a la que asistieron responsables en la materia del Congreso y del Senado, así como representantes de los gobiernos de las comunidades autónomas donde esta formación tiene el poder.

Fernández Díaz trasladó a sus compañeros de partido que el Ministerio del Interior está preparando una reforma del código de circulación y una mayor persecución de las personas que conducen bajo los efectos de las drogas y el alcohol.

Fuentes del Ministerio del Interior confirmaron a Servimedia que esta posibilidad está ahora mismo encima de la mesa de Fernández Díaz, aunque desde la Dirección General de Tráfico se matiza que todo está en estudio y por ahora no hay ninguna decisión adoptada.

La principal novedad de la reforma sería la variación de los límites de velocidad en las carreteras. El Gobierno está dispuesto a incrementar el límite en vías rápidas de los actuales 120 kilómetros por hora a 130 pese a las críticas de quienes sostienen que una medida así podría aumentar los accidentes de tráfico y los daños humanos.

Esta decisión, que por ahora está en estudio, sigue la línea marcada por el diputado del Partido Popular Francisco Vañó, quien a finales de 2012 registró una propuesta en el Congreso de los Diputados para que el Gobierno elevase la velocidad en las autopistas.

El cambio planteado por el ministro del Interior sería todavía más drástico en las carreteras secundarias, aquellas donde se registran el mayor número de siniestros y los más graves.

Por este motivo, Fernández Díaz planteó que los límites actuales de velocidad en este tipo de vías deberían reducirse de 100 kilómetros por hora a 90 y de 90 a 70. Además, variaría la condición para establecer uno u otro tope.

El código de circulación actual permite conducir hasta un máximo de 100 kilómetros por hora por aquellas carreteras secundarias que tengan un arcén de al menos un metro de ancho. En las de menos, la velocidad está restringida a 90.

La idea de Fernández Díaz sopesa dar más importancia al ancho real de toda la calzada que al arcén, de manera de podría circularse a mayor velocidad en aquellas con un mayor ancho de carril.