Internet no es perjudicial para la salud mental, según un estudio sobre el bienestar psicológico
El estudio se ha llevado a cabo durante 17 años sobre 2 millones de personas en 168 países
Un estudio sobre el bienestar psicológico de dos millones de personas entre 2005 y 2022 en 168 países no ha encontrado indicios de que el uso de internet sea perjudicial para la salud mental, según publican sus autores en la revista 'Clinical Psychological Science'.
Los vínculos entre la adopción de Internet y el bienestar psicológico son, como mucho, pequeños, a pesar de las suposiciones populares sobre los efectos psicológicos negativos de las tecnologías y plataformas de Internet, según este importante estudio internacional publicado hoy por el Oxford Internet Institute. El estudio examinó los datos de dos millones de personas de entre 15 y 89 años de 168 países, pero halló asociaciones menores y menos consistentes de lo que cabría esperar si Internet causara un daño psicológico generalizado, según el equipo de investigación.
El profesor Andrew Przybylski, del Oxford Internet Institute, y el profesor adjunto Matti Vuorre, de la Universidad de Tilburg (Países Bajos) e investigador asociado del Oxford Internet Institute, llevaron a cabo el estudio, que muestra que en las dos últimas décadas sólo se han producido cambios pequeños y poco consistentes en el bienestar y la salud mental a nivel mundial.
"Estudiamos los datos más amplios jamás considerados sobre bienestar y adopción de Internet, tanto a lo largo del tiempo como en función de la demografía de la población", añade el profesor Vuorre. "Aunque no pudimos abordar los efectos causales del uso de internet, nuestros resultados descriptivos indicaron asociaciones pequeñas e inconsistentes".
El filtrado de los resultados por grupos de edad y sexo no ha revelado ninguna pauta demográfica específica entre los usuarios de internet, lo que incluye a las mujeres y las chicas jóvenes. De hecho, para la media de los países, la satisfacción vital había aumentado más para las mujeres a lo largo del periodo.
Según el profesor Przybylski, han comprobado "meticulosamente si hay algo especial en función de la edad o el sexo, pero no hay pruebas que respalden las ideas populares de que determinados grupos corren más riesgo".
"Hemos sometido nuestras conclusiones a una prueba más extrema para ver si hay algo que se nos haya pasado por alto, y hemos descubierto que una mayor adopción de la banda ancha móvil predice una mayor satisfacción vital, pero esta asociación es demasiado pequeña para tener importancia práctica", afirma el equipo.
No obstante, insisten en que las empresas tecnológicas deben proporcionar más datos para que haya pruebas concluyentes de las repercusiones del uso de Internet. La investigación afirma que "la investigación sobre los efectos de las tecnologías de Internet está estancada porque los datos que se necesitan con más urgencia los recogen y guardan a puerta cerrada las empresas tecnológicas y las plataformas en línea".
Por ello, defienden que es crucial estudiar, con más detalle y transparencia por parte de todos los interesados, los datos sobre la adopción individual y el compromiso con las tecnologías basadas en Internet. "Estos datos existen y son analizados continuamente por las empresas tecnológicas mundiales con fines de marketing y mejora de productos, pero lamentablemente no son accesibles para la investigación independiente", apuntan.
En este trabajo los investigadores contrastan dos estudios diferentes de datos sobre bienestar y salud mental con los usuarios de Internet per cápita y las suscripciones y uso de banda ancha móvil de los países, para ver si la adopción de Internet predice el bienestar psicológico. En el segundo estudio utilizan datos sobre las tasas de ansiedad, depresión y autolesiones entre 2000 y 2019 en unos 200 países y analizan sus asociaciones con la adopción de internet.
El bienestar se evaluó utilizando datos de encuestas presenciales y telefónicas realizadas por entrevistadores locales en las lenguas maternas de los encuestados. La salud mental se evaluó utilizando estimaciones estadísticas de trastornos depresivos, trastornos de ansiedad y autolesiones en unos 200 países entre 2000 y 2019, según datos sanitarios agregados de los Estados miembros de la Organización Mundial de la Salud.
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