Inventos que no sabías que han sido hechos por mujeres… El Monopoly
Diseñó el juego para ilustras las enseñanzas de la ideología económica conocida cono 'Georgismo' que defendía la imposición de un impuesto único sobre el suelo
El que más y el que menos, a estas alturas todos o casi todos, hemos gastado unas cuantas horas de nuestra vida, posiblemente en Navidad, en intentar ‘adueñarnos’ del Paseo de la Castellana y el del Prado o, en su defecto, Puerta del Sol, Alcalá y Gran Vía. O, al menos, en poner estas calles fuera del alcance del personal presente en la sala porque, en ese caso, la partida está sentenciada.
El Monopoly tiene muchos años. Más de cien. Al final se lleva el gato al agua el que mejor administra sus bienes y el que más habilidades tiene como negociador. Es el juego más jugado en todo el mundo, lo que le valió el reconocimiento del Libro Guinness de los Récords en 1999, año en que se calculó el número de jugadores de Monopoly en todo el mundo. Y salieron 500 millones.
Lo que muchos no saben es que la idea fue de una mujer: Elizabeth Magie.
Lizzie, como era conocida, nació en 1886 y trabajó como taquígrafa, comediante, actriz de teatro, periodista. Y también escribió relatos cortos y poesía. Y fue ingeniera.
Con 44 años se casó con Alberto Philips y, por aquellas cosas de los anglosajones, cambió su apellido y adoptó el de su marido.
En 1904 se le concedió la patente de un juego de mesa que había inventado; ‘The Landlord’s Game’ (‘El juego del casero’). El invento pretendía ser un revulsivo contra los malos efectos del monopolio económico a los que ella contraponía, como remedio, el Impuesto sobre Bienes Inmuebles.
El juego tuvo mucho éxito y a Lizzie se le fue de las manos. Según avanzaba su fama por el país algunos realizaron su propias versiones. La patente expiró en 1921 y en 1924 solicitó una nueva patente con una nueva versión del juego.
En 1935 un avispado vendedor de calefactores domésticos de Pensilvania llamado Charles Darrow patentó una nueva versión con calles de Atlantic City. Llamó al juego por el nombre con el que hoy le conocemos: Monopoly.
Con el tiempo el papel de Elizabeth como inventora del juego se perdió en el olvido. Pero a veces la Historia hace justicia y en 1973, en el transcurso de un juicio por un problema de patentes, salieron a la luz las originales que concedían a esta mujer la autoría del juego.
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