La contaminación por el tráfico, vinculada a un mayor riesgo de demencia
Más del 90% de la población mundial vive en zonas con niveles de contaminación atmosférica superiores a los recomendados
Una mayor exposición a cierto tipo de contaminación atmosférica relacionada con el tráfico, las partículas en suspensión, podría estar relacionada con un mayor riesgo de demencia, según un meta-análisis publicado en la edición online de 'Neurology', la revista médica de la Academia Americana de Neurología.
Los investigadores analizaron 17 estudios con partículas finas PM2.5, de menos de 2,5 micras de diámetro suspendidas en el aire. En todos ellos había más de 91 millones de personas de los que 5,5 millones, un 6%, desarrollaron demencia.
Los estudios ajustaron varios factores que afectan al riesgo de demencia de una persona, como la edad, el sexo, el tabaquismo y la educación.
Los investigadores compararon los índices de exposición a la contaminación atmosférica de las personas con y sin demencia y descubrieron que las personas que no desarrollaron demencia tenían una media de exposición diaria a las partículas finas contaminantes del aire inferior a la de las personas con demencia.
El meta-análisis incluyó todos los estudios disponibles sobre la contaminación del aire y el riesgo de demencia.
"A medida que la gente sigue viviendo más tiempo, afecciones como la demencia son cada vez más comunes, por lo que detectar y comprender los factores de riesgo prevenibles es clave para reducir el aumento de esta enfermedad", afirma el autor del estudio Ehsan Abolhasani, de la Universidad Occidental de Londres, en Canadá.
"Dado que un informe de la Organización Mundial de la Salud mostró que más del 90% de la población mundial vive en zonas con niveles de contaminación atmosférica superiores a los recomendados --añade--, nuestros resultados aportan más pruebas para hacer cumplir la normativa sobre la calidad del aire y acelerar la transición de los combustibles fósiles a las energías sostenibles".
También examinaron los óxidos de nitrógeno, que forman la niebla tóxica, el dióxido de nitrógeno y la exposición al ozono, pero no encontraron un aumento significativo del riesgo cuando se consideraron estas otras clases de contaminantes por separado.
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